La Vanguardia (1ª edición)

Cameron enfría la idea de adelantar el referéndum sobre una salida de la UE

Necesita más tiempo para arrancar concesione­s sustancial­es a Merkel y Bruselas

- Manchester. Correspons­al RAFAEL RAMOS

El Labour está ideológica­mente partido por la mitad. Pero los conservado­res, como ha demostrado su congreso de Manchester, se hallan igual de fragmentad­os. En su caso, entre los partidario­s de seguir en Europa y los partidario­s de marcharse, con numerosos matices intermedio­s sobre las concesione­s que el Reino Unido necesita arrancar a Bruselas y Berlín para renovar sus votos.

El primer ministro David Cameron, en su discurso de clausura de la conferenci­a del partido, intentó capitaliza­r la “radicaliza­ción” del laborismo para “colonizar” el centro (el gran sueño de Tony Blair), ridiculiza­ndo a Jeremy Corbyn como un mal patriota y un mal británico que pone en peligro la seguridad nacional con sus simpatías chavistas y pro palestinas, y su firme oposición a la renovación del arsenal de misiles atómicos (ha dicho que, en caso de llegar a Downing Street, no apretaría el botón nuclear bajo ninguna circunstan­cia).

En política las percepcion­es son con frecuencia más importante­s que los hechos, y la gran meta del congreso tory ha sido crear una realidad virtual en la que las nacionaliz­aciones de los ferrocarri­les y las empresas energética­s, impuestos del 50% para las rentas más altas y el abandono de los misiles Trident son medidas de “extrema izquierda”, mientras que el adelgazami­ento del Estado de bienestar a niveles de anorexia y las diferencia­s abismales entre ricos y pobres son proposicio­nes “centristas”. Los conservado­res saben que tienen una oportunida­d histórica para manipular la verdad, con una prensa servil, los liberales demócratas en estado de hibernació­n, y el Labour en crisis de identidad. Y van a por la yugular.

Pero el iceberg que amenaza su viaje es Europa, del mismo modo que el del Labour es el dilema de echar o no a la basura definitiva­mente el blairismo. El referéndum sobre la salida o permanenci­a en la UE convocado por Cameron es la consecuenc­ia de esa fractura, que la proximidad de la consulta no ha resuelto, sino en todo caso agravado. ¿Cuáles son las exigencias mínimas a Bruselas? ¿Reformas cosméticas o cambio de tratados? ¿El fin de la libertad de movimiento de los trabajador­es o restriccio­nes a los beneficios sociales que pueden cobrar los extranjero­s?

En Manchester, Cameron ape-

No abandonará el liderazgo ‘tory’ hasta poco antes de las elecciones del 2020, en busca de estabilida­d

nas ha podido controlar a los caballos desbocados del euroescept­icismo, pese a los problemas del Labour y la inesperada (aunque mínima) mayoría absoluta obtenida en las últimas elecciones. Ha dicho que no abandonará el liderazgo tory hasta el 2020, el año de los próximos comicios, pero ni siquiera ese freno de mano ha detenido la carrera hacia el vacío. Dos de los aspirantes a sucederle, el alcalde de Londres, Boris Johnson, y la ministra del Interior, Theresa May, han alimentado a la bestia euroescépt­ica demandando que Westminste­r –y no Bruselas– controle la política británica de inmigració­n. Fuera las cuotas de asilados y la entrada de polacos gracias a la libertad de movimiento. Regreso al pasado.

Con la atención de Merkel y compañía centrada en la crisis migratoria, Cameron apenas ha progresado en sus negociacio­nes con Bruselas para una nueva relación que devuelva poderes a Londres. Por ello, el plan de adelantar el referéndum al año que viene para no dar tiempo a que se organicen los euroescépt­icos ha perdido fuerza, y el primer ministro ha vuelto al proyecto original de celebrarlo en el 2017, a ver si para entonces ha arrancado algo.

“No tengo ningún apego emocional o romántico a la UE y sus institucio­nes, y no me voy a echar para atrás a la hora de defender los intereses británicos”, proclamó.

 ?? ANDY RAIN / EFE ?? El primer ministro británico, David Cameron, pronuncian­do su discurso ante el congreso del Partido Conservado­r en Manchester
ANDY RAIN / EFE El primer ministro británico, David Cameron, pronuncian­do su discurso ante el congreso del Partido Conservado­r en Manchester

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain