EE.UU. veta un informe independiente sobre Kunduz
MSF no se fía de que Washington aclare el ataque al hospital
Estados Unidos se negó ayer a aceptar una investigación “imparcial e independiente” sobre el ataque de su aviación contra un hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Kunduz (Afganistán). Así lo había pedido por la mañana en Ginebra Joanne Liu, presidenta de la organización humanitaria. Poco después, sin embargo, el portavoz del Departamento de Estado señaló que las cuatro investigaciones en marcha –Pentágono, Departamento de Justicia, OTAN y un equipo afgano-estadounidense sobre el terreno– son más que suficientes.
Liu manifestó que MSF no puede fiarse de estas pesquisas, a pesar de la insistencia norteamericana en que serán transparentes. “Llegaremos a la verdad”, aseguró el portavoz americano.
El presidente Obama también quiso parar el golpe y telefoneó a Liu para disculparse y asegurarle que los responsables del bombardeo responderán por ello.
MSF quiere que el ataque, en el que murieron 22 personas –médicos y pacientes, entre ellos tres niños– la lleve a cabo la Comisión Internacional Humanitaria para el Establecimiento de los Hechos. Este organismo se creó en 1991 como una herramienta de la Convención de Ginebra, que vela por el derecho humanitario en las zonas de conflicto. EE.UU. y Afganistán no figuran entre los 76 países que están adheridos. Deberían dar su consentimiento para que la comisión pudiera actuar, y Washington ha dejado claro que no piensa ha- cerlo. La versión predominante en la capital estadounidense es que fue un “incidente trágico”, como dijo el presidente Obama. El veterano senador John McCain habla de “la niebla de la guerra”.
John Campbell, jefe de las fuerzas estadounidenses en Afgansitán, reconoce que la petición del ataque aéreo la dieron sus hombres sobre el terreno mientras asesoraban a las fuerzas especiales afganas para la reconquista de Kunduz, que el 23 de septiembre había caído en manos afganas. El sábado pasado, a las dos de la madrugada, un AC-130 bombardeó el hospital durante más de una hora, en oleadas de quince minutos. El ataque no se detuvo a pesar de las peticiones de MSF, que telefoneó al mando aliado.
El Pentágono ha dado versiones contradicciones de lo ocurrido. Primero dijo que había sido un “daño colateral”, luego que sus tropas estaban siendo atacadas desde el hospital –punto desmen- tido después– y por último que habían sido los afganos los que pidieron el ataque, algo que tampoco era cierto.
Joanne Liu expone estas contradicciones para justificar su desconfianza ante las investigaciones en marcha. También habla de “crimen de guerra”, lo que implica que el ataque fue intencionado. Campbell asegura que si hubieran sabido que era un hospital a pleno rendimiento –la batalla lo había llena- do de heridos– no lo hubieran atacado. Pero MSF se pregunta cómo es posible que no lo supieran. La propia MSF les había facilitado las coordenadas como medida preventiva y el Pentágono tenían a sus propios hombres sobre el terreno.
En el 2009, un equipo de ayuda sueco acusó a EE.UU. de atacar el hospital que dirigía en Wardak con el pretexto de que allí se refugiaban los talibanes.
Médicos Sin Fronteras habla de un “crimen de guerra” y pide una investigación internacional