Debate en Italia sobre el futuro uso de sus aviones para bombardear al EI
Italia, por su historia y por las prevenciones de su sociedad actual, siempre es muy reacia a una implicación militar en el exterior, aunque sea bajo el paraguas de los aliados. De ahí que haya suscitado un vivo debate el mero anuncio de una eventual participación de la aviación italiana en los bombardeos contra posiciones del Estado Islámico (EI) en territorio iraquí.
La presencia en Roma, ayer, del secretario de Defensa de Estados Unidos, Ashton Carter, se debió, entre otras razones, a los planes para que Italia se sume a los ataques aliados. La ministra italiana del ra- mo, Roberta Pinotti, confirmó que se está analizando el asunto pero no habrá una decisión definitiva sin consultar al Parlamento.
Los italianos disponen ya de cuatro cazabombarderos Tornado en una base en Kuwait, pero hasta ahora sólo han llevado a cabo misiones de reconocimiento, sin armas. Italia también cuenta con dos drones Predator y un avión cisterna en la base Al Udeid, en el emirato de Qatar. Su implicación en la zona se complementa con varios centenares de adiestradores de policía y militares en Bagdad y en Irbil (Kurdistán iraquí), respectivamente.
La diplomacia italiana busca proyección internacional y protagonismo en la ofensiva contra el EI, sobre todo por las derivaciones que la crisis tiene sobre Libia, ex colonia italiana y donde Roma aún conserva intereses económicos notables, amén de la presión que sufre por el flujo migratorio que ha llegado de sus costas desde la caída de Gadafi.
La importancia militar de los Tornado italianos es casi irrelevante para la coalición, pero se trata de una señal política. El Movimiento 5 Estrellas (M5E), que está fuerte en las encuestas, se opone frontalmente al uso de los aviones italianos con el argumento de que puede desencadenar represalias terroristas en Italia y de que el caso de Libia muestra lo fútil de los ataques aéreos y el peligro de mayor desestabilización que conllevan.