La Vanguardia (1ª edición)

La misión militar europea contra los traficante­s pasa a la acción

La UE no ha logrado autorizaci­ón para que sus barcos puedan actuar en Libia

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas. Correspons­al

La misión militar lanzada por la Unión Europea en el Mediterrán­eo para desmantela­r las redes de tráfico de personas entró ayer en una nueva fase: los buques de guerra europeos podrán en adelante intercepta­r, registrar y capturar cualquier barco sospechoso de transporta­r personas de forma irregular. Hasta la fecha, la misión se había limitado a tareas de entrenamie­nto y recopilaci­ón de informació­n sobre estas mafias. El objetivo es llevar a sus responsabl­es ante la justicia italiana y desmantela­r las redes de tráfico de personas en una zona mortífera. Un 2% de las personas que intentaron cruzar a Europa desde el norte de África este año han muerto en el intento (2.700 de 130.000)

La misión, diseñada en mayo en respuesta a varios naufragios dramáticos frente a las costas europe- as, se enfrenta sin embargo a importante­s limitacion­es. Ni Naciones Unidas ni Libia han dado autorizaci­ón a la Unión Europea para que sus barcos operen en las aguas territoria­les de este país, por lo que la misión europea sólo podrá actuar en aguas internacio­nales. Y aunque esta fase estaba llamada a ser una mera transición, hay pocas perspectiv­as de que la situación cambie a corto plazo: la comunidad internacio­nal desconfía del componente militar de la operación y los interlocut­ores en Libia, donde se espera que pronto haya un acuerdo para declarar un sólo gobierno legítimo, han dejado claro que no quieren barcos europeos en sus costas.

Además, la forma de funcionar de las mafias hace que haya pocas posibilida­des de detener a sus responsabl­es: lo habitual es que, antes de salir de aguas territoria­les libias, los traficante­s abandonen las embarcacio­nes y envíen solos a sus ocu- pantes hacia Europa, de ahí que hasta ahora sólo se haya detenido, coyuntural­mente, a 16 personas por su participac­ión en este tipo de actividade­s. Además, en los últimos meses la ruta mediterrán­ea ha decaído en importanci­a frente a las entradas por Turquía y se cree que caerá aún más en desuso con la llegada del mal tiempo. La operación cuenta de momento con seis barcos de guerra aportados por país de la UE. España participa con la fragata Canarias, dotada de una tripulació­n de 202 personas y un helicópter­o para tareas de reconocimi­ento.

Desde su puesta en marcha el pasado mes de junio, la operación ha servido –aunque no es este su objetivo declarado– para salvar la vida de miles de personas. Los barcos europeos han rescatado en alta mar a 3.076 personas. En una de esas operacione­s, nació un bebé, una niña a la que sus padres llamaron Sophia. Es el nombre con el que, a propuesta de la alta representa­nte de Política Exterior europea, Federica Mogherini, se ha rebautizad­o a la misión europea, conocida hasta ahora por una denominaci­ón más bien burocrátic­a, EUNAVFOR MED. De esta manera “honraremos las vidas de las personas que salvamos y a las que queremos proteger, y daremos el mensaje al mundo de que luchar contra los traficante­s y las redes de delincuenc­ia es una manera de proteger vidas humanas”, ha defendido Mogherini en Roma. La UE no ceja en su objetivo de ampliar la misión a aguas territoria­les libias aunque fuentes diplomátic­as apuntan que la alternativ­a más probable será, de acuerdo con el nuevo gobierno, entrenar y ayudar a las fuerzas del orden libias para ayudarles a controlar mejor su frontera, como se hizo en tiempos de Muammar Gaddafi.

La UE ha bautizado a la operación con el nombre de Sophia, por una niña que nació durante un rescate

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GIUSEPPE LAMI / EFE Una barca con inmigrante­s y, al fondo, un buque italiano en una imagen del 2014

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