La misión militar europea contra los traficantes pasa a la acción
La UE no ha logrado autorización para que sus barcos puedan actuar en Libia
La misión militar lanzada por la Unión Europea en el Mediterráneo para desmantelar las redes de tráfico de personas entró ayer en una nueva fase: los buques de guerra europeos podrán en adelante interceptar, registrar y capturar cualquier barco sospechoso de transportar personas de forma irregular. Hasta la fecha, la misión se había limitado a tareas de entrenamiento y recopilación de información sobre estas mafias. El objetivo es llevar a sus responsables ante la justicia italiana y desmantelar las redes de tráfico de personas en una zona mortífera. Un 2% de las personas que intentaron cruzar a Europa desde el norte de África este año han muerto en el intento (2.700 de 130.000)
La misión, diseñada en mayo en respuesta a varios naufragios dramáticos frente a las costas europe- as, se enfrenta sin embargo a importantes limitaciones. Ni Naciones Unidas ni Libia han dado autorización a la Unión Europea para que sus barcos operen en las aguas territoriales de este país, por lo que la misión europea sólo podrá actuar en aguas internacionales. Y aunque esta fase estaba llamada a ser una mera transición, hay pocas perspectivas de que la situación cambie a corto plazo: la comunidad internacional desconfía del componente militar de la operación y los interlocutores en Libia, donde se espera que pronto haya un acuerdo para declarar un sólo gobierno legítimo, han dejado claro que no quieren barcos europeos en sus costas.
Además, la forma de funcionar de las mafias hace que haya pocas posibilidades de detener a sus responsables: lo habitual es que, antes de salir de aguas territoriales libias, los traficantes abandonen las embarcaciones y envíen solos a sus ocu- pantes hacia Europa, de ahí que hasta ahora sólo se haya detenido, coyunturalmente, a 16 personas por su participación en este tipo de actividades. Además, en los últimos meses la ruta mediterránea ha decaído en importancia frente a las entradas por Turquía y se cree que caerá aún más en desuso con la llegada del mal tiempo. La operación cuenta de momento con seis barcos de guerra aportados por país de la UE. España participa con la fragata Canarias, dotada de una tripulación de 202 personas y un helicóptero para tareas de reconocimiento.
Desde su puesta en marcha el pasado mes de junio, la operación ha servido –aunque no es este su objetivo declarado– para salvar la vida de miles de personas. Los barcos europeos han rescatado en alta mar a 3.076 personas. En una de esas operaciones, nació un bebé, una niña a la que sus padres llamaron Sophia. Es el nombre con el que, a propuesta de la alta representante de Política Exterior europea, Federica Mogherini, se ha rebautizado a la misión europea, conocida hasta ahora por una denominación más bien burocrática, EUNAVFOR MED. De esta manera “honraremos las vidas de las personas que salvamos y a las que queremos proteger, y daremos el mensaje al mundo de que luchar contra los traficantes y las redes de delincuencia es una manera de proteger vidas humanas”, ha defendido Mogherini en Roma. La UE no ceja en su objetivo de ampliar la misión a aguas territoriales libias aunque fuentes diplomáticas apuntan que la alternativa más probable será, de acuerdo con el nuevo gobierno, entrenar y ayudar a las fuerzas del orden libias para ayudarles a controlar mejor su frontera, como se hizo en tiempos de Muammar Gaddafi.
La UE ha bautizado a la operación con el nombre de Sophia, por una niña que nació durante un rescate