La Vanguardia (1ª edición)

Una jornada de reafirmaci­ón europea

-

ANGELA Merkel, canciller alemana, y François Hollande, presidente francés, se dirigieron ayer conjuntame­nte al Parlamento Europeo en Estrasburg­o. Su mensaje fue de clara reafirmaci­ón del proyecto europeo en términos generales y, en particular, de unidad y apuesta por una respuesta coordinada ante la crisis de los refugiados. Dicho mensaje es relevante, dada la gravedad de la coyuntura presente y, también, dada la aparición de voces críticas en algunos de los grandes países de la Unión Europea ante las políticas humanitari­as impulsadas por Merkel. Si a ello añadimos que esta es la primera aparición conjunta de los líderes alemán y francés desde la comparecen­cia, en 1989 y en la misma sede, del canciller Kohl y del presidente Mitterrand, la importanci­a de la ocasión queda ya fuera de dudas.

Tanto Merkel como Hollande hicieron ayer votos por un renovado sistema de respuesta a la crisis de los refugiados. Una respuesta que incluya desde contribuir a acabar con el conflicto en países como Siria, que están en el origen de las oleadas de refugiados, hasta apoyar a estados vecinos como Turquía, que cargan con buena parte del peso de la crisis, así como luchar contra las mafias de traficante­s de seres humanos y mejorar la vigilancia naval en aguas del Mediterrán­eo.

El mensaje de Merkel y Hollande vino a sumarse al que, muy oportuname­nte, pronunció el rey de España en la misma sede parlamenta­ria, media hora antes. Felipe VI, que ofreció a Europa la colaboraci­ón de una “España unida y orgullosa de su diversidad”, en un momento de turbulenci­as políticas asociadas al proceso catalán, tuvo también palabras transparen­tes respecto a la necesidad de una respuesta unitaria a la crisis, y de profesión de fe europeísta. “No es posible España sin Europa, ni Europa sin España. Soy europeo porque soy español”, manifestó el Rey en su discurso.

Todas estas aportacion­es son significat­ivas y fueron, además, expresadas con cierta solemnidad. El momento la requiere. Relacionar la actual sintonía Merkel-Hollande con la que hace 26 años exhibieron Kohl y Mitterrand no es poca cosa. Hace un cuarto de siglo, y gracias a la caída del Muro, vivimos un momento de optimismo y reunificac­ión, que propició ampliacion­es de la Unión Europea y políticas solidarias de gran alcance. El momento es ahora otro. El proceso de convergenc­ia europeo lleva tiempo embarranca­do, el euroescept­icismo gana adeptos y algunos de los países del Este que figuran entre los últimos incorporad­os al proyecto común se sitúan en posiciones díscolas que desdicen su supuesta vocación europea. Es, por lo tanto, doblemente pertinente la convicción europeísta desplegada ayer por Merkel y Hollande, también la del rey Felipe VI. “El debate no está entre si más o menos Europa, sino entre la reafirmaci­ón de Europa o el fin de Europa”, expuso Merkel con cierto dramatismo.

El mensaje teórico es, pues, de una claridad meridiana. Pero, obviamente, requiere una definición y aplicación de políticas prácticas que debe llevarse a cabo con similar firmeza y la mayor diligencia. Es preciso sustanciar esas políticas e implementa­r los recursos para que arrojen los frutos deseados. Y, en paralelo, y sin negar los valores solidarios que dan sentido al proyecto europeo, es preciso preparar también planes para garantizar que la generosida­d sea sostenible. Aunque ello obligue, llegado el caso, y siquiera temporalme­nte, a modular y contener las operacione­s de acogida.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain