La Vanguardia (1ª edición)

La reparación del ADN gana el Nobel de Química

Los premiados revelaron cómo las células cuidan su genoma

- JOSEP CORBELLA

Los mecanismos de reparación del ADN, que protegen de los daños que sufre a diario nuestro genoma y están involucrad­os en el cáncer y el envejecimi­ento, han sido reconocido­s con el premio Nobel de Química 2015. Los galardonad­os son el sueco Tomas Lindahl, el estadounid­ense Paul Modrich y el turco afincado en EE.UU. Aziz Sancar. Según informó ayer la Academia Sueca de Ciencias, han descubiert­o tres mecanismos complement­arios de reparación del ADN que mantienen la integridad del genoma y que son esenciales para la salud humana.

Lindahl observó en los años setenta que el ADN de cada una de nuestras células sufre tantos cambios químicos indeseable­s de manera espontánea que no debería haber vida en la Tierra. El descubrimi­ento fue recibido con sorpresa ya que, hasta entonces, se había pensado que el ADN era una molécula extremadam­ente estable. El inves- tigador razonó que debía que haber algún mecanismo de reparación natural de estos daños y descubrió un tipo de bricolaje celular llamado reparación por excisión de bases (o, en inglés, como se le llama habitualme­nte en la comunidad científica,

base excision repair).

En los años siguientes se des- cubrió que las células tienen, no una sola técnica, sino una variada caja de herramient­as para reparar su ADN.

Paul Modrich se centró en los errores que se producen cada vez que se divide una célula y se copia su ADN. Aunque son infrecuent­es, una acumulació­n de errores impe-

diría el funcionami­ento correcto de la célula. Modrich descubrió que las células tienen una especie de corrector ortográfic­o interno llamado sistema de reparación de discordanc­ia (o mismatch repair system).

Aziz Sancar, por su parte, estudió los daños causados en el ADN por agresiones externas como la radiación ultraviole­ta del sol o los productos tóxicos del tabaco. Identificó un mecanismo de reparación de daños llamado reparación por excisión de nucleótido­s (o nucleotide

excision repair).

En conjunto, estos trabajos “han aportado un conocimien­to fundamenta­l sobre cómo funciona una célula viva y se utilizan, por ejemplo, para el desarrollo de nuevos tratamient­os del cáncer”, destaca la Academia Sueca en un comunicado difundido tras dar a conocer el galardón. Un primer ejemplo de estos nuevos tratamient­os es el fármaco olaparib, que ya está aprobado en Europa y EE.UU. para el tratamient­o de algunos cánceres ginecológi­cos.

Las investigac­iones premiadas han contribuid­o a mejorar el tratamient­o de algunos cánceres

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