Una lucha por la vida
Belén Rueda ha regresado a la teleserie ‘B&b, de boca en boca’ de Telecinco con un papel de gran carga emocional
Nacida en Madrid, su familia llevó a Belén Rueda a vivir a Alicante cuando tenía cinco años. Allí creció y se formó hasta que regresó a su ciudad natal para estudiar Arquitectura y vender pisos para ganarse la vida. Pero de su paso por Alicante le quedó ese aire más mediterráneo que mesetario. Su ya larga carrera como actriz deseada por directores de prestigio, reconocida por el público y tan premiada por la crítica hasta con un Goya por su papel en Mar adentro, comenzó como azafata de José Luis Moreno en el espacio VIP Noche de Telecinco junto a Emilio Aragón como presentador.
Aprendió tan rápido a moverse ante las cámaras, que pronto ascendió a presentadora de Antena 3 en programas como La ruleta de la fortuna o Sin ir más lejos. Su regreso a Telecinco fue ya como actriz de teleseries en Médico de familia, Periodistas y Los Serrano, lo cual la hizo más popular que sus magistrales actuaciones en películas como El orfanato o Los ojos de Julia. Y su actual papel de protagonista en la segunda temporada de B&b, de boca en boca, en Telecinco, casi ha hecho olvidar que también presentó el Telecupón sin que se le cayesen los anillos.
De una belleza serena y trigueña, es contraria a toda intervención quirúrgica que intente disimular el paso de los años sobre el rostro y el cuerpo, y luce ahora una madurez en plenitud de forma y de formas. Luchando contra su cáncer en la ficción televisiva, demuestra de nuevo esa capacidad para papeles entre trágicos e inquietantes que ya la consa- gró en películas de títulos tan sugerentes como El mal ajeno, No tengas miedo o La noche que mi madre mató a mi padre, sin olvidar su más excelente actuación en la obra teatral Closer. Mujer de muchos registros y tendente a las personalidades complejas en la pantalla, es la única española premiada con una Ninfa de Oro en el Festival de Televisión de Montecarlo.
Periodista en la ficción, en la vida real presume de melena sin canas del tono 0.9, es la imagen de una marca de cosmética, siempre duerme sin maquillaje y es adicta a una crema de labios. Para aprender cómo se vive el cáncer y la consecuente pérdida de cabello, acompañó a una amiga a una sesión de quimioterapia. De igual modo, visitó la UVI de un hospital infantil para colaborar con la fundación Corazones Menudos, en la que colabora desde que perdió a una hija de once meses a causa de una cardiopatía. Desde aquella dura experiencia, se centró en las cosas básicas e importantes de la vida, hasta que vio que la vida continúa y que hay que salir adelante.
Metida ahora en un papel de enorme carga emocional, es partidaria de superar los problemas con optimismo y junto a los seres queridos, se alegra de que los enfermos se curen y le gustan las personas que son bellas por fuera y por dentro. Conocedora de lo que son el dolor y el duelo, vive su nuevo amor de madurez, lleva bien el paso del tiempo, cada mañana piensa que nada es imposible, da las gracias por vivir y recuerda que a veces la vida es bella, aunque algún día se acabe.