La memoria del campeón
El fútbol alemán se zambulló ayer conmovido en sus mejores recuerdos al confirmarse que Gerd Müller, de 69 años, mítico atacante de los años setenta, está enfermo de alzheimer y ha perdido casi todos los suyos. El Bayern de Munich, club en el que jugó gran parte de su carrera, anunció anteanoche en un comunicado que “desgraciadamente Gerd Müller está gravemente enfermo desde hace mucho tiempo”, y recibe “atención profesional” desde febrero. La razón por la que se ha comunicado oficialmente la dolencia de Müller –en realidad, ya conocida– es que se acerca su 70.º cumpleaños, que será el próximo 3 de noviembre. Su esposa Uschi ruega comprensión ya que no habrá celebraciones oficiales.
“Gerd Müller es un grande del fútbol mundial. Sin sus goles, el Bayern y el fútbol alemán no estarían donde están”, subrayó en el comunicado el presidente del club muniqués, Karl-Heinz Rummenigge. Entre 1964 y 1979, Müller marcó 533 goles con la camiseta del Bayern y 68 con la selección nacional, hito este último superado sólo recientemente; lo logró el año pasado Miroslav Klose. En el Bayern obtuvo cuatro títulos de Liga, cuatro veces la Copa de Alemania y tres la Copa de Europa. Con 365 goles en 427 partidos sigue siendo, aún hoy, el máximo goleador de la historia de la Bundesliga.
Tal era su poderío como delantero que en Alemania le apodaron Bomber der Nation (el bombardero de la nación), mientras que la España de los setenta, también prendada de sus disparos que taladraban el área, le bautizó como Torpedo Müller. En Alemania se evoca con delectación la final del Mundial de 1974 ante Holanda, en la que Müller rubricó el gol decisivo que hizo campeona mundial por segunda vez a la República Federal de Alemania (RFA) de entonces, en la Alemania aún dividida por la guerra fría. Dos años antes había logrado el campeonato europeo.
En el comunicado, Rummenigge destacó el instinto goleador de Müller y su humildad pese a sus éxitos, junto a su posterior trayectoria como entrenador en las categorías inferiores del Bayern. Llegó ahí tras tiempos tempestuosos. Después de dejar el fútbol, Müller abrió un restauran- te en Fort Lauderdale (Florida, EE.UU.) – The Ambry, que aún existe– pero no le fue bien, y regresó a Europa. Tuvo graves problemas de alcoholismo, que superó con el apoyo familiar y la intervención de dos amigos con quienes había compartido terreno de juego: Franz Beckenbauer y Uli Hoeness. A inicios de los años noventa, Beckenbauer, entonces presidente del Bayern, le colocó como entrenador de divisiones juveniles e inferiores.
En esa tarea Müller contribuyó a la formación de grandes nombres del club, como Philipp Lahm, Bastian Schweinsteiger y Thomas Müller. Este último –con quien no le une relación de parentesco– lamentaba ayer en el diario Bild la enfermedad del legendario jugador, y alababa cómo “siempre siguió siendo modesto, nunca se tuvo a sí mismo por alguien especial”.
En esa escuela juvenil del Bayern en la calle Säbener de Munich estuvo Gerd Müller sereno e integrado. “Cuando los signos de su enfermedad eran ya inequívocos, fue tratado con simpatía y gran respeto por la familia del Bayern, por los aficionados y por los medios de comunicación”, declaró al diario Frankfurter Allgemeine Zeitung su médico de cabecera, Hans Förstl.
El estado del alzheimer de Müller es avanzado. Esta enfermedad neurológica, progresiva e irreversible, que afecta al cerebro produciendo la muerte de las neuronas, estaba en mente de todos los aficionados desde que Müller se perdió en Italia en el 2011. Hallándose en Trento con el plantel de reserva del Bayern, Müller se marchó del hotel de buena mañana con la idea de tomar un tren para Munich, y no se supo más de él. Lanzada la voz de alarma, la policía italiana le encontró casi 15 horas después, confuso y desorientado, en una calle de Trento. “Cuando la policía lo llevó de vuelta al hotel, sus muchachos le abrazaron como si hubiera marcado un gol –concluía la emotiva crónica que le dedicó el diario deportivo italiano La Gazzetta dello Sport el 20 de julio de ese año–. El viejo delantero centro les miró con mirada triste y no expresó júbilo. Su mujer se lo llevó a casa”.
COMUNICADO DEL BAYERN Müller cumple 70 años el 3 de noviembre, y su esposa indica así que no habrá celebración oficial
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