La carrera presidencial agrava la incertidumbre política portuguesa
En el día de su decisiva reunión con el líder socialista António Costa, el primer ministro de Portugal, el conservador Pedro Passos Coelho, recibió a las 6 de la mañana de ayer un mensaje en su teléfono móvil en el que el favorito para convertirse en el próximo presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, le decía que se disponía a anunciar una candidatura ante la que él era reticente. Este episodio refleja el complejo momento político que vive Portugal, con la vista puesta en las presidenciales de enero y en medio de la incertidumbre sobre la formación del nuevo Gobierno, una incerteza que no despejó ayer el encuentro entre los dos principales líderes.
Ahijado del que fue el último dictador del Estado Novo, Mar- celo Caetano, joven pupilo del que fue el gran jefe de la derecha ya en democracia, el malogrado Francisco Sá Carneiro, antiguo líder del partido conservador PSD, a sus 66 años Rebelo de Sousa es líder de audiencia en el comentario político televisivo. Fue lo que le reprochaba Passos cuando se oponía a que el presidente fuese un “cataviento de opiniones erráticas”. Pero ahora le necesita para ganar las presidenciales y apun- talar al Gobierno en minoría que tendrá que formar Passos, siempre y cuando la exploración de un acuerdo con los comunistas y el Bloco que está haciendo el socialista Costa no se convierta en una verdadera apuesta por formar un Gobierno de izquierda.
Tras tres horas de reunión en la sede del partido de Passos, Costa reprochó a éste la falta de propuestas para asumir el nuevo escenario, en el que la coalición de derechas gobernante ha perdido la mayoría absoluta en el Parlamento. El primer ministro, por su parte, se comprometió a ser más atrevido en la próxima reunión del martes, mientras insistía en que las líneas rojas del acuerdo las marca el objetivo de déficit público y los compromisos adquiridos ante la UE.
Costa también se reunió ayer con los ecologistas, que están en el Parlamento coaligados con los comunistas, y el lunes va a verse con el Bloco y con el presidente de la República, Cavaco Silva. Afianza así su posición de centralidad, de candidato que quedó segundo pero que tiene una mayor capacidad de interlocución, con lo que tiene a Passos en sus manos, aunque sigue primando la sensación de que la formación de un Gobierno de izquierdas es una utopía y que lo más probable es que haya uno de la derecha en minoría parlamentaria.