El Gobierno llama a Mas a no ceder a los deseos de la “minoría antisistema”
Santamaría exige al president no supeditar el futuro de Catalunya al suyo personal
No se puede gobernar a cualquier precio. Fue el mensaje que ayer trasladó la vicepresidenta del Gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, a todos los partidos catalanes, pero en especial al presidente de la Generalitat en funciones, Artur Mas, después de conocer las condiciones de la CUP para apoyar la investidura del candidato de Junts pel Sí. Y menos si quien trata de imponer esas condiciones cuenta con el apoyo de sólo un 8% de los catalanes es “un partido antisistema” y su programa es “de abierta desobediencia al marco de convivencia”.
Para hacer este llamamiento, la vicepresidenta del Gobierno subrayó, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, que “un 52% de los catalanes dijo no a la independencia” y “es muy llamativo” que ahora se pretenda que el programa de gobierno sea “el de una formación política que ha tenido 300.000 votos y plantee un proceso rechazado por la mayoría de los catalanes”. De ahí que Sáenz de Santamaría reclamara “a todos”, pero en especial a Mas, que reflexione sobre por qué no le ha bastado “con fracturar la sociedad, haber quebrado su coalición, haber cosechado los peores resultados y ahora pretende imponer un programa muy alejado de lo que quieren la mayoría de los catalanes”. Y a la reflexión inicial le siguió el consejo: “Para gobernar, uno no se debe someter a minorías y a programas que son de abierta desobediencia al marco de convivencia”.
Y también una advertencia: “Nadie está por encima de la ley, por mucho que sea un partido antisistema”, y si Mas “no quiere contagiarse de esos pronunciamientos, que respete la democracia y la convivencia”. Además, recordó al presidente de la Generalitat y a la CUP que las resoluciones de los tribunales están para cumplirlas, “y hay mecanismos para hacer que se cumplan”. Llegados a la actual situación, a la vicepresidente del Gobierno ya no le sorprendería que Catalunya acabara en nuevas elecciones. No le sorprendería tanto como le sorprendió que fueran en una misma lista “los llamados a ejercer el gobierno y la oposición”, y por esto dirigió otra llamada a Mas para que “no condicione el futuro de los catalanes” a “la dificultad de gestionar su futuro personal y político”.
Un futuro que continúa ciertamente en el aire después de que la CUP haya fijado públicamente los ejes de la negociación con Junts pel Sí, pero que de momento no forma parte del contenido de las conversaciones que ya han empezado las dos partes. Los representantes de la coalición están de acuerdo con la formación de la izquierda alternativa y anticapitalista en que lo fundamental primero es hablar del qué, del cómo y del cuándo, y en este sentido consideran que las coincidencias son notables. El cabeza de lista, Raül Romeva, admitió al respecto un “altísimo grado de
DESENLACE INCIERTO La vicepresidenta no descarta que se tengan que volver a celebrar elecciones catalanas
coincidencia” con el planteamiento de la CUP y, en una entrevista en RAC1, remarcó que “si nos ponemos de acuerdo en el qué, el cómo y el cuándo, el quién es menos importante”. Él, en cualquier caso, volvió a descartarse “del todo” para ser el quién y reafirmó que el candidato de Junts pel Sí continúa siendo Mas.
La posición es plenamente compartida en CDC, en cuyo nombre Jordi Turull vio, en declaraciones a 8tv, “mucho margen para el acuerdo”, aún insistiendo en que la figura del actual presidente de la Generalitat es irrenunciable –“valoro que la CUP dijera que en este proceso no sobra nadie”– y precisando que en lugar de “gestos de ruptura” él prefiere hablar d “actos de afirmación de soberanía por la vía de los hechos”. Semántica al margen, la dirección del partido se apresta a afrontar una negociación que prevé “larga, dura y compleja”, pero que encara con “moderado optimismo” ante la evidencia de que “hay margen para el acuerdo”, lo cual, según fuentes de la cúpula, “no quiere decir que estemos dispuestos a todo ni que no haya líneas rojas”, entre ellas la de la continuidad de Mas. Cautela, a fin de cuentas. La volun- tad de CDC, con todo, es transmitir la imagen de que el vaso está medio lleno, sin ocultar, no obstante, que entre sus dirigentes hay quienes lo ven medio vacío.
En las filas de ERC se respira también optimismo y satisfacción tras lo expuesto por la CUP. Y más si se tiene en cuenta que el discurso de priorizar el qué, el cómo y el cuándo sobre el quién está patentado por los republicanos desde el día si- guiente del 27-S. Esquerra celebra las “múltiples coincidencias” habidas en los programas de la izquierda alternativa independentista y Junts pel Sí. Los republicanos destacaron que cuando se presentó la alianza con CDC en junio, el cabeza de lista de Junts pel Sí, Raül Romeva, ya se encargó de hablar de “emergencia social”, como lo hace la CUP. “En Junts pel Sí no hablamos sólo de independencia, sino que los que he- mos hecho precisamente es configurar una agenda social muy clara y definida, con gente como Romeva o Llach que consideran que la independencia debe estar ligada a la emergencia social”, afirman fuentes de ERC.
La CUP dejó claro anteayer que hay una prioridad, que es acordar y blindar la hoja de ruta para que no se pueda volver atrás y sea “irreversible”. A los de Oriol Junqueras les agrada que la apuesta de los cuperos sea formar un Govern con marcada sensibilidad social: “Nosotros nos presentamos con un programa a les elecciones y tiene sentido que la candidatura que ganó las elecciones inicie un proceso de formación de gobierno, pero antes que el quién hace falta definir el qué, el cómo, y el cuando”.
Como Turull, Marta Rovira, secretaria general de ERC, estuvo prudente y prefirió hablar de “actos de soberanía” en lugar de desobediencia y se mostró condescendiente con la CUP: “Haremos actos de soberanía y empezaremos a construir el marco legal” de la república catalana. Rovira afirmó que un primer gesto de desobediencia podría ser aplicar el decreto contra la pobreza energética tras constituirse el Parlament suspendido por el TC.
ERC celebra la coincidencia en priorizar “el qué, el cómo y el cuándo” por encima de la presidencia