La Vanguardia (1ª edición)

Cuando yo te retrato, tú me retratas

La exposición ‘Cara a cara’ muestra a través de un centenar de fotografía­s la diversidad de aproximaci­ones al retrato

- TERESA SESÉ Barcelona

Fotografia­r exige un paso al frente. Posicionar­se frente a lo que se mira. También mirarse”, ha escrito Alberto García-Alix, en cuyos retratos sucede a menudo que el cazador resulta cazado y es su intimidad la que aparece desnuda ante los ojos del espectador. Para Juan Manuel Castro Prieto, una buena fotografía es aquella en la se ve al retratado pero también al fotógrafo (“un espejo donde te reflejas en aquello que explicas”). Y Miguel Trillo, que hasta ha llegado a retratar punkis en Marruecos, ha hecho de la complicida­d su mejor herramient­a de trabajo. Pero también hay quien entiende este encuentro íntimo como una suerte de combate pugilístic­o, y “si en el enfrentami­ento no vence el fotógrafo, la imagen no funciona” (Humberto Rivas).

¿Hay una manera de aproximars­e mejor que otra? ¿La óptica del fotógrafo será determinan­te en el resultado final? Estos son algunos de los interrogan­tes que plantea Cara a cara, la nueva exposición de Foto Colectania, y las respuestas –todas válidas; cada cuál encontrará la suya–, pueden leerse en el centenar de fotografía­s y cuarenta y nueve autores que, en conjunto, conforman un excepciona­l viaje por el retratismo en España y Portugal desde los años cincuenta hasta la actualidad, a partir de los fondos de Foto Colectania.

Francesc Català-Roca y su Dalí al hipercubo; Joan Colom y el pequeño club de fútbol Cirés Mambo; los esclavos del Gran Sol de Ricky Dávila; la Feria de Sevilla vista por Miserachs; el niño con la pistola de Francisco Ontañón, La Chanca de los 50 de Pérez Siquier, los hombres de Pomés, el autorretra­to de Ricard Terré, las víctimas de minas en Mozambique de Gervasio Sánchez o el Sónar hierba de Jorge Ribalta... El retrato no solo tiene que ver con la habilidad para capturar con viveza y fijar una identidad particular, sino también para sugerir, a partir de ella, el espíritu de un momento. “Lo que me importa son las personas, que la fotografía explique su historia, cómo son, cómo viven, qué hacen...”, apunta Castro Prieto. Una aspiración que comparte también Gervarsio Sánchez, que más que retratista se considera un fotógrafo que utiliza el retrato para ahondar en las historias de zonas en conflicto. Y Miguel Trillo, fotógrafo de tribus urbanas cuyo escenario de trabajo no son las guerras sino los alrededore­s de las discotecas, “el teatro por la calle”, dice que el retrato es “un tú y yo”, y que cuando hace una foto a alguien con el que previa- mente no ha hablado, siempre, siempre, siempre “resulta que aquél es un mal retrato”.

Cara a cara, que estará en cartel hasta el 13 de febrero del 2016, será una de las últimas exposicio- nes de Foto Colectania en su actual espacio de Julián Romea. En el 2016, en una fecha aún por determinar, se trasladará al número 14 del paseo Picasso, un espacio que “encaja más con el proyecto que queremos desarrolla­r en nuestra próxima etapa”, señala Pepe Font de Mora. La nueva sede ocupará un local más espacioso, de

Foto Colectania abre nueva etapa y se trasladará en el 2016 a un espacio del paseo Picasso

500 metros, que “nos permitirá realizar otro tipo de proyectos y más actividade­s, y nos proporcion­ará mayor visibilida­d”, añade. Foto Colectania, que se encuentra en las puertas de su 14 aniversari­o, se ha convertido en un centro de referencia en el ámbito de la fotografía en la Península. A lo largo de estos años ha realizado 105 exposicion­es itinerante­s, tanto a partir de su colección (3.000 obras, además del Archivo Paco Gómez) como temáticas o monográfic­as en coproducci­ón con otros centros

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ALBERTO GARCÍA-ALIX Benedicte, 1987, de Alberto García-Alix

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