Polonia, Menorca, Rusia, Barcelona y París
Puede que Kazimierz Pułaski y Jordi Farragut llegaran a conocerse. Quizás no: Pulaski era 10 años mayor y nació en Polonia, y cuando Farragut rompió el primer llanto, en 1755, Menorca era británica.
Pulaski era de familia noble y se hizo un nombre liderando a la caballería contra la dominación rusa de Polonia en el alzamiento patriótico de la Confederación de Bar de 1768. El levantamiento acabó provocando la guerra ruso-turca, porque en su celo antipolaco, los cossacs incendiaron una ciudad de Crimea y el sultán Mustafá III de Constantinopla quiso vengarse. Farragut, de familia marinera, se alistó en la marina rusa y luchó a la batalla de Çesme de 1770, que acabó con el aniquilamiento de la flota turca. Luego, la familia Farragut envió a Jordi a Barcelona a cursar estudios náuticos. En aquel momento, los patriotas polacos sufrían derrota tras derrota y Pulaski acabó vagando por París y conspirando una alianza con los turcos. Pero antes de poder concretarla los turcos perdieron la guerra.
El 1776 Farragut se fue a hacer las Américas, comandando un pequeño barco mercante entre Cuba y Nueva Orleans. Un año después, Benjamin Franklin y el Marqués de Lafayette reclutaron a un Pulaski desahuciado para luchar en la guerra de independencia. El mismo año, Farragut se enrolaba a la armada de la colonia sublevada de Carolina del Norte. Ahora sí, estaban en el mismo bando.