La Vanguardia (1ª edición)

El gran diseñador se despide

EL ANUNCIO DE QUE EL ICONO DE LA MODA RALPH LAUREN CEDE SU PUESTO DE DIRECTOR GENERAL DE SU FIRMA A UN EJECUTIVO MÁS JOVEN HA CAUSADO ESTUPEFACC­IÓN ENTRE LOS AMANTES DE LA INDUSTRIA

- EVA MILLET

Su marca representa el modo de vida de una élite que ha estudiado en las mejores universida­des de EE.UU. Con este estilo como base, Ralph Lauren ha creado un imperio y ha acumulado una fortuna que Forbes cifra en 7.000 millones de dólares.

El diseñador, que esta semana cumple 76 años, es un nombre global. Por ello, la noticia de que cedía su puesto de consejero delegado al ejecutivo sueco Stefan Larsson, hasta ahora presidente de una de las divisiones de Gap, causó estupor. Tanto, que Lauren tuvo que puntualiza­r que no solo continuaba como director creativo de su firma sino que este traspaso le iba a permitir “ascender” en la empresa que creó en 1967. Su imperio, que tiene casi medio siglo, le otorgó el año pasado un beneficio de 702 mi- llones de dólares.

Como la mayoría de los billonario­s, Ralph Lauren es un adicto al trabajo. Nacido en Nueva York en 1939, Ralph Rueben Lifshitz era el menor de los cuatro hijos de un matrimonio de inmigrante­s procedente­s de Bielorrusi­a. Su padre, Frank, era pintor. La familia vivía en el Bronx y no nadaba en la abundancia, pero Ralph sabía que el sueño americano era posible para él. Para prepararlo, cambió su apellido de origen asquenazí por el de Lauren y se puso manos a la obra.

Acabado el colegio consiguió un trabajo en Brooks Brothers, una de las tiendas de moda masculina con más solera de Nueva York. Allí quiso diseñar una corbata diferente a todo lo que veía y así se lo comunicó a su jefe. Este le respondió que “el mundo aún no estaba preparado para Ralph Lauren” pero él, lejos de achantarse, se tomó aquello como un cumplido y también, como un desafío. Salió airoso: con 26 años lanzó su propia línea de corbatas, que llamó Polo, un nombre de reminiscen­cias británicas que le parecía sofisticad­o.

En 1968 nace su primera colección de moda masculina, donde ya quedaba claro que el estilo Polo Ralph Lauren combinaba el modo de vida del aristócrat­a inglés con el del millonario deportista de la Costa Este. Un estilo que le ha acompañado siempre: “Hay una consistenc­ia en mi vida, empezando por mi matrimonio”, le aseguró en el 2011 a Oprah Winfrey. Lauren lleva 51 años casado con Ricky Loew-Beer y junto a ella y sus tres hijos recibieron a la célebre presentado- ra en su espectacul­ar rancho en Colorado: casi 7.000 hectáreas de naturaleza con las Montañas Rocosas como telón de fondo. Allí los Lauren han encontrado la tranquilid­ad que anhelaban desde principios de los 80, cuando Ralph ya se había convertido en un diseñador de renombre, había lanzado su colección femenina, sus fragancias y una de sus prendas icónicas: el polo con el logo del jugador de polo.

En el rancho donde, aseguran, acamparon Butch Cassidy y The Sundance Kid, los Lauren ejercen de anfitrione­s encantador­es entre mantas de indios navajos, centenares de cojines y muebles de la colección Ralph Lauren casa. También celebran las fiestas familiares, como la boda de su hijo David con la nieta de George W. Bush. En Colorado, Ralph viste de cowboy de los pies a la cabeza, un look que le fascina. De todos modos, como le dijo a Oprah, además de vaquero, él ha querido ser: “Jugador de béis- bol y de baloncesto, actor, bailarín, Batman… Creo que tengo la habilidad de sentirme joven, de disfrutar como lo hacía de niño y de no perder la ilusión”. Otras de sus pasiones son los coches de época: su colección, que atesora en un garaje de diseño en las afueras de Nueva York, está considerad­a una de las más valiosas del mundo.

Dicen que es un hombre reservado, aunque ha protagoniz­ado algunos de los anuncios de su firma e, incluso, ha hecho un cameo para la serie Friends. El cine es una de sus pasiones: en 1974 realizó el vestuario para El gran Gatsby, donde vistió a Robert Redford con un traje rosa palo. También colaboró con Woody Allen en Annie Hall y Manhattan.

En 1987 fue operado de un tumor cerebral benigno, una experienci­a que le hizo ver “que la vida no siempre es tan maravillos­a como parece”. Desde entonces, es un activo filántropo contra el cáncer. La década de los 90 vio la salida a bolsa de su empresa (es el principal accionista) y la apertura de su primer restaurant­e, RL. Como sus emblemátic­as tiendas, situadas en las mejores avenidas del mundo, en los restaurant­es se ha recreado la atmósfera elegante que rezuma el old money (el dinero heredado) que caracteriz­a a su reconocida marca.

The New York Times explica que la decisión de dejar su puesto de consejero delegado es una manera de “ordenar su casa desde el punto de vista financiero”. Sea como sea, él ya ha avisado que sigue al mando.

Sobre su estilo de vida asegura: “Hay una consistenc­ia en mi vida, empezando por mi matrimonio” Tiene un rancho de 7.000 hectáreas y en 1974 superó una operación de un tumor cerebral

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FERNANDA CALFAT / GETTY El diseñador recibió en el 2010 la condecorac­ión francesa de Caballero de la Legión de Honor

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