La Vanguardia (1ª edición)

Conmoción en Turquía por una matanza de pacifistas

Al menos 95 muertos en un atentado contra una marcha El ataque desata la ira de los kurdos

- RICARDO GINÉS Estambul Correspons­al

Cientos de activistas se reunieron ayer en un parque junto a la estación central de Ankara para pedir paz. Convocados por los sindicatos y la izquierda prokurda, participab­an en un acto festivo a favor del diálogo entre el Gobierno turco y los separatist­as kurdos.

Los manifestan­tes, cogidos de las manos, bailaban el halay, una danza muy tradiciona­l, cuando, cuatro minutos después de las diez de la mañana, dos explosione­s lo destrozaro­n todo. El recuento oficial, al cierre de esta edición, hablaba de 95 muertos pero los heridos eran al menos 246.

Al parecer, dos terrorista­s suicidas se inmolaron en medio de la multitud. Fue el mayor atentado de la historia de Turquía.

La pista principal de la policía apunta a un atentado yihadista, aunque el primer ministro, Ahmet Davutoglu, no descartó a los anarquista­s y tampoco al PKK, el grupo armado que, precisamen­te ayer, después de la tragedia, anunció una tregua hasta las elecciones legislativ­as del 1 de noviembre.

Los sindicatos y el partido socialista y pro kurdo HDP no entienden cómo es posible que no hubiera más policía en el parque, controland­o los accesos. Los agentes llegaron después de la explosión y utilizaron botes de humo para dispersar a los manifestan­tes, lo que aún contribuyó más al caos y el sufrimient­o de las víctimas.

En medio de la histeria colectiva una mujer intentaba reavivar a un herido y preguntaba de forma insistente si alguien seguía con vida. A su alrededor yacían, ensangrent­adas, las pancartas y banderas del HDP. Algunas cubrían a los prime-

La policía disparó botes de humo para dispersar a la multitud, agravando el caos y el sufrimient­o de las víctimas

ros cadáveres. La manifestac­ión había sido convocada bajo el lema “Paz, trabajo y democracia”, y en una de las pancartas abandonada­s podía leerse: “¡Cuánto echamos en falta mirar hacia el cielo sin derramamie­ntos de sangre!”.

La oficina del primer ministro turco dio a última hora de ayer la cifra de 95 muertos y 246 heridos, incluidos 48 de gravedad que hacían prever un incremento del total de fallecidos.

La campaña electoral ha estado marcada desde el principio por el conflicto kurdo. Dos años de tregua saltaron por los aires a finales de julio en Suruc, una población cercana a la frontera siria, donde 33 universita­rios, socialista­s y pro kurdos, murieron en otro atentado suicida. El PKK acusó al Gobierno y reemprendi­ó la violencia. Desde entonces han muerto unos 150 soldados y policías turcos, además de cientos de kurdos.

El atentado de ayer –las dos explosione­s estaban coordinada­s y se produjeron con segundos de diferencia– recordó mucho a Suruc. “Los datos más evidentes son la llamativa similitud con el atentado de Suruc y la actitud oficial frente a las víctimas”, indicó ayer por correo electrónic­o la diputada por Estambul del HDP Sezai Temeli, presente en la masacre. “Después de las explosione­s, no ha habido suficiente­s ambulancia­s, y tampoco se han ofrecido ni servicios médicos ni medidas de seguridad. Al contrario, después de las explosione­s la policía ha atacado con gas a los que intentaban sobrevivir o socorrer a las heridos”, añade.

Las víctimas de ayer son las mismas de Suruc: jóvenes, socialista­s y pro kurdos. La policía aseguró que el kamikaze de Suruc era un turco que había estado en contacto con el Estado Islámico en Siria. Nadie, sin embargo, se atribuyó el atentado y la policía no pudo explicar cómo fue posible que el terrorista se formara en un local del EI en Adiyaman que estaba vigilado por la policía.

El presidente Recep T. Erdogan pidió “solidarida­d y determinac­ión” para vencer a los terrorista­s. “Como otros ataques terrorista­s, el de la estación de Ankara atenta contra nuestra unidad, camaraderí­a y futuro”, dijo a través de un comunicado.

El HDP culpó al Gobierno de la masacre. Dijo que tenía las manos manchadas de sangre. Lo responsabi­lizó de haber alentado el nacionalis­mo turco y exacerbado el conflicto kurdo como parte de su estrategia política para obtener la mayoría absoluta dentro de tres semanas. Erdogan lo niega. Selahattin Demirtas, líder del HDP, responsabi­lizó al “Estado mafioso y asesino”. Grupos de exaltados atacaron varias sedes del partido después del atentado. Estos ataques han sido constantes durante la campaña. El HDP logró un gran resultado en los comicios de junio, lo que privó a Erdogan de la mayoría que necesitaba para formar gobierno. De ahí que volviera a convocar elecciones.

Los atentados de ayer superan a los que Al Qaeda cometió en Estambul en el 2003. Entonces atacó dos sinagogas, el banco HSBC y el consulado británico, causando 62 muertos.

El Gobierno ha decretado tres días de duelo pero, además, un nuevo apagón en las redes sociales como Twitter. Las fuerzas de seguridad están en alerta máxima mientras partidario­s y detractore­s del Gobierno salieron a la calle en varias ciudades. En Estambul, unas 10.000 personas marcharon por el centro de la ciudad.

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de “paz, trabajo y democracia”, ayer junto a la estación central de Ankara
TUMAY BERKIN / REUTERS Protesta pacífica. Dos personas heridas en el atentado contra el acto en demanda de “paz, trabajo y democracia”, ayer junto a la estación central de Ankara
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Un hombre llora sobre el cadáver de una de las víctimas de Ankara
BURHAN OZBILICI / AP Lágrimas de impotencia. Un hombre llora sobre el cadáver de una de las víctimas de Ankara
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DEFNE KARADENIZ / GETTY Las pancartas y las banderas de la concentrac­ión a favor de la paz cubren los cadáveres junto a la estación central de Ankara

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