Conmoción en Turquía por una matanza de pacifistas
Al menos 95 muertos en un atentado contra una marcha El ataque desata la ira de los kurdos
Cientos de activistas se reunieron ayer en un parque junto a la estación central de Ankara para pedir paz. Convocados por los sindicatos y la izquierda prokurda, participaban en un acto festivo a favor del diálogo entre el Gobierno turco y los separatistas kurdos.
Los manifestantes, cogidos de las manos, bailaban el halay, una danza muy tradicional, cuando, cuatro minutos después de las diez de la mañana, dos explosiones lo destrozaron todo. El recuento oficial, al cierre de esta edición, hablaba de 95 muertos pero los heridos eran al menos 246.
Al parecer, dos terroristas suicidas se inmolaron en medio de la multitud. Fue el mayor atentado de la historia de Turquía.
La pista principal de la policía apunta a un atentado yihadista, aunque el primer ministro, Ahmet Davutoglu, no descartó a los anarquistas y tampoco al PKK, el grupo armado que, precisamente ayer, después de la tragedia, anunció una tregua hasta las elecciones legislativas del 1 de noviembre.
Los sindicatos y el partido socialista y pro kurdo HDP no entienden cómo es posible que no hubiera más policía en el parque, controlando los accesos. Los agentes llegaron después de la explosión y utilizaron botes de humo para dispersar a los manifestantes, lo que aún contribuyó más al caos y el sufrimiento de las víctimas.
En medio de la histeria colectiva una mujer intentaba reavivar a un herido y preguntaba de forma insistente si alguien seguía con vida. A su alrededor yacían, ensangrentadas, las pancartas y banderas del HDP. Algunas cubrían a los prime-
La policía disparó botes de humo para dispersar a la multitud, agravando el caos y el sufrimiento de las víctimas
ros cadáveres. La manifestación había sido convocada bajo el lema “Paz, trabajo y democracia”, y en una de las pancartas abandonadas podía leerse: “¡Cuánto echamos en falta mirar hacia el cielo sin derramamientos de sangre!”.
La oficina del primer ministro turco dio a última hora de ayer la cifra de 95 muertos y 246 heridos, incluidos 48 de gravedad que hacían prever un incremento del total de fallecidos.
La campaña electoral ha estado marcada desde el principio por el conflicto kurdo. Dos años de tregua saltaron por los aires a finales de julio en Suruc, una población cercana a la frontera siria, donde 33 universitarios, socialistas y pro kurdos, murieron en otro atentado suicida. El PKK acusó al Gobierno y reemprendió la violencia. Desde entonces han muerto unos 150 soldados y policías turcos, además de cientos de kurdos.
El atentado de ayer –las dos explosiones estaban coordinadas y se produjeron con segundos de diferencia– recordó mucho a Suruc. “Los datos más evidentes son la llamativa similitud con el atentado de Suruc y la actitud oficial frente a las víctimas”, indicó ayer por correo electrónico la diputada por Estambul del HDP Sezai Temeli, presente en la masacre. “Después de las explosiones, no ha habido suficientes ambulancias, y tampoco se han ofrecido ni servicios médicos ni medidas de seguridad. Al contrario, después de las explosiones la policía ha atacado con gas a los que intentaban sobrevivir o socorrer a las heridos”, añade.
Las víctimas de ayer son las mismas de Suruc: jóvenes, socialistas y pro kurdos. La policía aseguró que el kamikaze de Suruc era un turco que había estado en contacto con el Estado Islámico en Siria. Nadie, sin embargo, se atribuyó el atentado y la policía no pudo explicar cómo fue posible que el terrorista se formara en un local del EI en Adiyaman que estaba vigilado por la policía.
El presidente Recep T. Erdogan pidió “solidaridad y determinación” para vencer a los terroristas. “Como otros ataques terroristas, el de la estación de Ankara atenta contra nuestra unidad, camaradería y futuro”, dijo a través de un comunicado.
El HDP culpó al Gobierno de la masacre. Dijo que tenía las manos manchadas de sangre. Lo responsabilizó de haber alentado el nacionalismo turco y exacerbado el conflicto kurdo como parte de su estrategia política para obtener la mayoría absoluta dentro de tres semanas. Erdogan lo niega. Selahattin Demirtas, líder del HDP, responsabilizó al “Estado mafioso y asesino”. Grupos de exaltados atacaron varias sedes del partido después del atentado. Estos ataques han sido constantes durante la campaña. El HDP logró un gran resultado en los comicios de junio, lo que privó a Erdogan de la mayoría que necesitaba para formar gobierno. De ahí que volviera a convocar elecciones.
Los atentados de ayer superan a los que Al Qaeda cometió en Estambul en el 2003. Entonces atacó dos sinagogas, el banco HSBC y el consulado británico, causando 62 muertos.
El Gobierno ha decretado tres días de duelo pero, además, un nuevo apagón en las redes sociales como Twitter. Las fuerzas de seguridad están en alerta máxima mientras partidarios y detractores del Gobierno salieron a la calle en varias ciudades. En Estambul, unas 10.000 personas marcharon por el centro de la ciudad.