Sergio Marchionne
PRESIDENTE DE FERRARI
Ferrari sacará a bolsa el 10% del capital. Una maniobra hábil de Sergio Marchionne, que consigue liquidez para la matriz, FiatChrysler, reduce la deuda del grupo y cifra el valor del cavallino en unos 8.700 millones.
Pronto van a ser muchos los que podrán decir: “yo también tengo un Ferrari”, porque este mes saldrán a cotizar en Wall Street 18,8 millones de acciones de la mítica empresa italiana de coches deportivos. Se ofrecerá a los futuros accionistas el 10% del capital. Los títulos se valoran entre 48 y 52 dólares, lo que supone valorar la compañía en unos 8.700 millones de euros.
En el folleto dirigido a los inversores, aparece más de cien veces la palabra “lujo” y se le compara con marcas exclusivas de la moda como Prada y Hermès en lugar de firmas de la automoción. No puede ser menos, para una empresa que sólo comercializa poco más de 7.000 vehículos al año y cuenta con tan sólo nueve modelos, fiel a la filosofía de su fundador, Enzo Ferrari: “siempre hay que vender un automóvil menos de los que te pide el mercado”. Sus beneficios en 2014 fueron de 389 millones de euros, mientras que la facturación superó los 2.700 millones. En el catálogo, el coche más barato sale por 180.000 euros.
La operación es fruto de la mente maquiavélica de Sergio Marchionne, el consejero delegado de FCA (Fiat Chrysler Automobile), la empresa que ostenta el 90% de la compañía. Al colocar las acciones de Ferrari en el mercado, mata varios pájaros de un tiro: obtiene liquidez para su grupo (864 millones de euros), en un momento en que FCA está en el centro de rumores sobre una fusión en la automoción y necesita recursos para financiar la expansión de las marcas Alfa Romeo, Maserati y Jeep; le endosa a Ferrari parte de su deuda (unos 2.400 millones de euros), aliviando la carga financiera del ‘holding’ y, al mismo tiempo le confiere mayor autonomía de gestión, bajo el paraguas directo de la familia Agnelli, accionista histórico de la marca. El 10% de Ferrari seguirá en manos del hijo de Enzo, Piero Ferrari.
Algunos temen por el futuro del Cavallino. Al cotizar en bolsa, puede convertirse en objeto del deseo de inversores extranjeros con ambiciones de ejercer influencia en una de las marcas más valoradas del mundo. “Imaginar que Ferrari deje algún día de producirse en Italia es algo obsceno”, quiso tranquilizar Marchionne. La empresa, que paga sus impuestos a la Hacienda italiana (al contrario de FCA, que tiene sede social en Holanda y sede fiscal en Londres) es considerada como patrimonio nacional en Italia.
Ferrari no tiene previsto ni hacer SUV ni coches eléctricos. Como mucho podría aumentar su producción hasta 9.000 unidades para 2018. El mito no sigue las modas.