La Vanguardia (1ª edición)

¿Quién ha sido?

- Xavier Mas de Xaxàs

La policía sospecha del Estado Islámico. El Gobierno no descarta ni a los radicales de izquierdas ni al PKK. Los sindicatos y la izquierda prokurda ven la mano del Gobierno. Lo más lógico es que los dos suicidas de Ankara sean yihadistas turcos, entrenados en Turquía, mientras el Gobierno era un aliado tácito del Estado Islámico (EI).

La guerra en Siria y la campaña electoral han colocado a Turquía en una posición crítica.

El partido del presidente Erdogan, islamista y conservado­r, no ganó por mayoría absoluta las elecciones del pasado mes de junio y no pudo formar gobierno. Se lo impidió el gran resultado de la izquierda pro kurda, unida bajo las siglas HDP. Volvió a convocar elecciones para el 1 de noviembre. La campaña, como la de primavera, está siendo dura. Los ataques violentos a las sedes del HDP se suceden.

En junio, dos días antes de las elecciones, estalló una bomba en un mitin del HDP en Diyarbakir. Hubo dos muertos y más de cien heridos. La policía detuvo a un supuesto yihadista.

El 20 de julio un suicida se inmoló en Suruc rodeado de jóve- nes socialista­s y prokurdos, voluntario­s que iban a trabajar en la reconstruc­ción de Kobane, la ciudad siria arrasada por el EI. La policía aseguró que también era un turco yihadista. No pudo explicar, sin embargo, cómo es que durante seis meses pudo frecuentar un local del EI que estaba bajo estricta vigilancia.

Desde la eclosión del EI hace dos años, Turquía ha permitido los yihadistas del califato utilizaran su territorio. Ha tolerado al EI porque es enemigo de los kurdos. Erdogan no quiere que el norte de Siria se convierta en un estado kurdo semi independie­nte, como el que hay en el norte de Iraq. Esta región, sin embargo, es cada vez más kurda e indepen-

Lo más probable es que los terrorista­s sean turcos yihadistas vinculados al Estado Islámico El EI, tolerado hasta ahora en Turquía, cuenta una amplia red de activistas que se han girado contra Ankara

diente. Está protegida por las Unidades de Defensa Popular (YPG), una milicia que surge del propio PKK., y cuenta con la simpatía de Estados Unidos.

Durante años, Erdogan ha tratado de solucionar el problema kurdo. Negoció con el líder del PKK, encarcelad­o en una prisión cerca de Estambul. Aceptó los gobiernos municipale­s del HDP en el sudeste de Anatolia y los canales kurdos por satélite, medidas discretas pero significat­ivas.

Su estrategia en Siria, sin embargo, ha sido un desastre y ahora tiene al enemigo en casa, y no es sólo el PKK, sino los centenares de yihadistas, bien conectados y mejor entrenados que esperan el momento de saltar por los aires.

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