La Vanguardia (1ª edición)

La cocinera de EE.UU. preferida por los papas

Lidia Bastianich ha cocinado para Francisco I y Benedicto XVI

- Barcelona ALBERT MOLINS RENTER

Quizás el nombre de Lidia Bastianich no les suene demasiado, pero esta italoameri­cana nacida en Pola (actualment­e Croacia) es toda una celebridad en Estados Unidos y por varios motivos. En primer lugar por ser la propietari­a de varios restaurant­es de cocina italiana, además de autora de libros y protagonis­ta de algunos programas de televisión, que incluso le llevaron a ganar un premio Emmy en el año 2013 . En segundo, por ser la madre de Joe Bastianich, el más temido de los miembros del jurado del reality Master Chef USA y más recienteme­nte por haber sido la única mujer que ha cocinado para dos sumos pontífices, Benedicto XVI y Francisco I, cuando estuvieron de visita por Estados Unidos.

Lo contó la propia Bastianich al final de una ponencia que los cocineros Heinz Beck y Andrew Zimmermann dieron en el Eatitaly de Chicago, y a la que asistía como espectador­a, ante la insistenci­a del público para que contara cosas sobre la reciente visita del papa Franscisco I.

El primero que tuvo la fortuna de probar las habilidade­s coquinaria­s de Bastianich fue Benedicto XVI, en la Nunciatura Apostólica de Nueva York, cuando visitó el país en abril del 2008. “Primero quise asegurarme de que el menú fuera de su agrado. Recuerdo que preparé agnolini en caldo de capón, con un caldo que hice sólo para él, y luego raviolini con queso y peras. Le gustaba mucho la pasta fresca”, ha contado Bastianich. También ha contado que de postre preparó apfelstrud­el, pero que “el papa Ratzinger la quiso sin canela, porque no le gusta” esta especia.

Bastianich no pudo evitar cierto grado de indiscreci­ón cuando explicó que fue imposible mantener una conversaci­ón con Benedicto XVI, ya que “sólo comía y trabajaba” y porque su equipo lo tenía monopoliza­do y lo “dirigía como a un robot”.

Para el papa Francisco, Bastianich y el equipo de su restaurant­e Felidia, prepararon también en Nueva York, dos desayunos, un almuerzo y dos cenas.

“Quise hacer un homenaje a su origen argentino, con un buen entrecot, y a sus raíces piamontesa­s con un rissoto con setas y trufa, pero lo rechazó y pidió que le cocináramo­s sólo arroz blanco con un poco de queso Grana Padano rallado”, contó Bastianich. Según la cocinera, el Papa come de todo, aunque evita las salsas y el pan y mostró predilecci­ón por el arroz y las patatas, y aunque vigila el tamaño de las raciones, ella trató de “sobrealime­ntarlo”.

De todas maneras, lo que más le gustó a Bastianich fue la cercanía que mostró el Sumo Pontífice con ella y con todo su equipo cuando se tomó un café con ellos en la cocina, que Franscico I quiso muy a la italiana: expreso y sin nada de azúcar.

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VLADIMIR VLADIMIR / AP La popular chef muestra las verduras de su propio huerto que usó para cocinar para el papa Francisco I
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Todos los platos que probó Francisco I

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