La mejor defensa...
El segundo parón de la Liga, un coitus interruptus en toda regla, sirve para certificar una fenomenal obviedad: las fases de clasificación de las selecciones para los grandes campeonatos son tan largas como previsibles, acostumbran a provocar lesiones y al final siempre pasan los mismos con alguna excepción de rigor para que no se diga. En realidad, mucho más interés futbolero ha despertado estos días el fichaje del carismático y cachondo técnico alemán Jürgen Klopp (“llámenme the normal one”) para levantar el ánimo del deprimido Liverpool.
Klopp, hoy técnico de prestigio, empezó su mediocre carrera como futbolista siendo delantero y la acabó también vulgarmente como defensa y ese dato en apariencia inocuo no lo es tanto si se repara en una coincidencia recurrente: la mayoría de los entrenadores que hoy destacan nunca fueron atacantes, es más, existe una extraño fenómeno que convierte a antiguos centrales, tirando a leñeros, en técnicos atrevidos y hasta innovadores.
En la Liga española está Eduardo Berizzo, padre de un Celta convertido en la revelación gracias a un fútbol irreverente, intenso y ofensivo que zarandeó al Barça como a un muñeco. “Esta victoria honra al fútbol”, dijo Berizzo después de aquel partido. Nadie lo hubiera dicho viéndole en acción en sus tiempos de central, cuando lo mejor, resumiendo, era no acercarse a él.
Paco Jémez es el paradigma de metamorfosis en ese sentido. Ayer greñudo y hoy calvo, su tranformación capilar vino acompañada de otra conceptual. En la temporada 2012-13 su Rayo fue el tercer equipo europeo en tener más tiempo el balón. Le superaron dos, el Barça, que ganó la Liga, y el Bayern, que levantó la Copa de Europa.
Berizzo, técnico revelación de un Celta ofensivo e innovador, daba miedo como central
Cuando era jugador era un central corrector, notable e internacional, pero no se le recuerdan posesiones largas.
De Marcelo Bielsa cuentan que era “un defensor rocoso”, de Pellegrini destacan su condición de “zaguero limitado pero de gran esfuerzo” (menudo eufemismo) y la lista continúa con elementos que fueron más pulidos pero nunca delanteros. Koeman, Laurent Blanc o Pochettino, por poner tres ejemplos. Y atentos a Abelardo, otro tipo que vivió el juego corriendo más hacia atrás que hacia delante y que ahora despunta dando órdenes desde el banquillo del Sporting.
Guardiola fue mediocentro, Ancelotti también, mientras que tipos como Benítez (líbero sin éxito) o Mourinho no hicieron carrera como jugadores. ¿Y Luis Enrique? Anárquico y vertical, nunca tuvo una demarcación clara, tampoco la de delantero nato.
“¿Usted qué pensaba cuando estaba dentro del área?”, le preguntaron a un goleador legendario. “Yo no pensaba, disparaba”, contestó. He aquí una respuesta orientativa como reflexión.