La tregua de Putin.
El líder ruso hizo un hueco en su agenda para coronar a Hamilton en la F-1 de Rusia.
Fue una tontería, una avería que nos puede ocurrir a todos y que no requiere la habilidad de un McGiver para ser reparada. Pero estas cosas suceden, incluso en el millonario circo de la fórmula 1, y traen consecuencias. Nico Rosberg había firmado un fin de semana perfecto, imponiéndose en los entrenamientos, en la sesión de clasificación, resistiendo con frialdad el furibundo ataque de Hamilton en la salida del GP de Rusia con la idea de dar color y algo de incertidumbre al tramo final del Mundial. Pero al cabo de 5 vueltas el alemán comenzó a quejarse y dos giros después tomaba el camino de los talleres. Fue una tontería, un problema mecánico en el pedal del acelerador lo que despejó el camino de Hamilton hacia la novena victoria de la temporada y le dejó en bandeja de plata el tercer título mundial. “Perder la carrera así, por el acelerador roto, no me lo puedo creer”, lamentaba Rosberg, que no se limitó a perder la prueba, sino también el segundo puesto en la general, que ha pasado a manos de Vettel, piloto de un Ferrari que apunta al resurgimiento.
Hamilton ganó sin oposición un gran premio accidentado –Mercedes sigue siendo mucho Mercedes– y recibió el trofeo de manos del mismísimo Vladímir Putin, pero no fue él el héroe de Sochi. La figura de la carrera fue Sergio Pérez, que finalizó tercero con unos neumáticos que no encajarían ni en el coche de los Picapiedra. 41 vueltas (del total de 53 de la prueba) extrajo el mexicano al segundo juego de gomas hasta cruzar la meta. Pérez aguantó tercero hasta el último giro, cuando fue devorado en la misma curva por Bottas y Räikkönen, lobos finlandeses en busca del podio. El de Ferrari sacó del trazado al de Williams cuando intentó aprovechar con un exceso de impulso la última posibilidad de adelantamiento. “¿Qué diablos ha hecho?”, protestó enérgicamente Bottas. Con el incidente Pérez recuperó el tercer puesto hasta el final y Kimi cruzó la meta quinto, con el monoplaza notablemente dañado.
Räikkönen, que fue sancionado con 30 segundos y descendió a la octava posición, defendió que no había efectuado una “maniobra loca”. “No sé si él (Bottas) no esperaba que lo intentara o simplemente no me vio, pero en cuanto me decidí a ir a por él, no había forma de que parara”, argumento. Para Pérez, que consiguió el primer podio de la temporada y el quinto de su trayectoria, fue una bendición. El de Force India, con un coche extenuado, paso de la decepción a la euforia en una par de curvas: “Cuando me han pasado Kimi y Valtteri me he sentido decepcionado, parecía que todo estaba perdido pero obviamente sabía que lo había dado todo y no podía hacer más”.
La carrera tuvo una salida apasionante y accidentada que forzó la primera de las dos salidas del coche de seguridad (la segunda fue en la vuelta 12 por un aparatoso accidente de Grosjean a gran velocidad del que el francés salió ileso), en la que Rosberg soportó los ataques y Räikkonen ganó dos puestos, y un final trepidante. El nudo fue protagonizado por Carlos Sainz. El madrileño recibió la autorización de los médicos para competir después del accidente en la clasificación del sábado y partió desde el último lugar de la parrilla con la consigna de abandonar al menor síntoma de malestar. ¿Malestar? En la vuelta 40, cuando sus frenos entraron en estado crítico y le provocaron un trompo Sainz rodaba séptimo después de una espectacular remontada. Fue uno de los 7 que no consiguieron terminar. “Estaba haciendo la mejor carrera de la temporada después del drama de ayer (sábado). Tenía ritmo y podía haber llegado séptimo sin ningún problema”, explicó. Alonso, undécimo, destacó que el McLaren ha ganado en fiabilidad.
La suerte está echada. Hamilton tiene 66 puntos de ventaja a falta de cuatro carreras. Si se impone en EE.UU. y Vettel no es al menos segundo levantará su tercer título. Las opciones de Rosberg, maldito acelerador, son prácticamente inexistentes.
Sergio Pérez aguantó un juego de neumáticos durante 41 vueltas y cruzó la meta en tercer lugar Sainz pudo correr, salió último y remontó hasta la séptima plaza, pero los frenos le dejaron tirado