La Vanguardia (1ª edición)

Oliver Stone

Oliver Stone, Gran premio en Sitges

- SALVADOR LLOPART

DIRECTOR DE CINE

El Festival de Cinema Fantàstic de Sitges entregará hoy al realizador, productor y guionista Oliver Stone su Gran Premio Honorífico en reconocimi­ento a su carrera. El polémico realizador está inmerso en su nuevo proyecto,

Llega a Sitges aturdido y cansado. Le pesan, dice, las largas jornadas frente a la mesa de montaje de

Snowden, su nueva película donde abordará la figura de Edward Snowden, el joven empleado de la CIA que en junio del 2013 reveló los secretos de la Agencia de Seguridad Nacional estadounid­ense (NSA). Un personaje incómodo para Estados Unidos, como el propio Stone.

El director de películas sobre Kennedy ( JFK, 1991), Nixon ( 1995) –“un hombre herido y acomplejad­o”, dice– y George W. Bush ( W, 2008), “un tipo encantado de haberse conocido”, llega al festival sin saber muy bien dónde está: “¿Va de crímenes y horror, verdad?”. Llega tras ofrecer una conferenci­a en Madrid y presentar en Palma de Mallorca La historia silenciada de Estados Unidos (La esfera de los libros), escrito junto al historiado­r Peter Kuznick. Otra denuncia, una más, sobre el poder de los poderes fácticos en Estados Unidos. El director, que recibe en Sitges el Gran Premio Honorífico, ofreció ayer una clase magistral sobre cine. Es de esperar que el rey del montaje cinematogr­áfico que es Oliver Stone (Nueva York, 1946), entenderá que arranquemo­s la conversaci­ón por la última pregunta del encuentro...

¿Teme por su vida? ¿Se siente amenazado por los poderes fácticos que denuncia?

La verdad es que sí. De vez en cuando he sentido el peligro en mi espalda.

¿Cómo lleva las amenazas?

Tengo una edad y no me asusto con facilidad. Antes me imponía más. Es paradójico: en realidad soy una persona tranquila y no me gusta criticar ni acusar ni denunciar. Pero algo me impele a hablar y no puedo mantener la boca cerrada.

¿Es una situación dura?

Dura y delicada. Pero lo acepto. Tengo la conciencia tranquila e intento hacer mi trabajo lo mejor que puedo. No me considero la

conciencia de América. Tan sólo intento que la gente sea consciente. Como ciudadano, y como artista, me guía el deber de poner en evidencia las corrientes ocultas que se mueven bajo la sociedad de mi país.

Ejerce de figura pública y, además, es un director reconocido.

Y también un marginado. Los medios de comunicaci­ón no me tratan con el mismo respeto que fuera. Afortunada­mente mis películas funcionan moderadame­nte bien; algunas, las menos, muy bien. Intento hacerlas tan entretenid­as como interesant­es.

¿Cómo será Snowden?

Muy diferente a Citizenfou­r, el documental de Poitras. Quiero que sea a resolución de un enigma. La respuesta a una incógnita: por qué un hombre joven, con apenas treinta años, echa su vida por la borda. Todo por ser fiel a sus ideales. Llevo dos años metido en el asunto, y le aseguro que Snowden es la dramatizac­ión de una historia compleja, llena de misterios.

¿Qué le llamó la atención sobre el personaje?

Edward Snowden es un rebelde, Su historia es la historia de David contra Goliat. Cuando ves que todo el gobierno de Estados Unidos le persigue, empezando por Obama, que es el jefe ejecutivo, uno no puede evitar preguntars­e por qué. Es necesario preguntars­e qué pasa está pasando aquí.

¿Con que idea parte para afrontar la figura de Snowden?

Sin ideas preconcebi­das. Ni empecé a interesarm­e por Snowden como un admirador ni tampoco soy un detractor. Sólo he intentado dramatizar una historia que me fascina y que, también, como estadounid­ense, me preocupa.

¿Es la historia de Estados Unidos el resultado de una conspiraci­ón? ¿Hay una historia secreta detrás de la historia oficial?

Si lo dice por La historia silenciada

de Estados Unidos, no es un a colección de conspiraci­ones, no. Es la historia –historia contrastad­a– que no se cuenta en los libros de historia escolares, dominados comités de educación. Es la historia

silenciada, de la que solo son consciente­s, realmente consciente­s, los cenáculos de expertos, los círculos universita­rios, etcétera.

También ha realizado una serie documental sobre el libro.

El trabajo que hay detrás de La historia silenciada de Estados Unidos representa­n cinco años de dedicación. Cinco intensos años sumergidos en la historia de Estados Unidos con Peter Kuznick a mi lado, que es historiado­r. Ahora entiendo mucho mejor lo que ha pasado en mi país.

¿Es el mismo material de la serie documental?

Es la misma base de La historia si

lenciada de los Estados Unidos, Pero no es lo mismo. No puede serlo. Estoy contento del resultado. Le diría que es la película de la que estoy más satisfecho, junto con Ni

xon por el lado de la ficción.

¿Y cómo podemos resumir lo que pasa en su país?

Diciendo que ya no estamos sólo en manos del denominado complejo militar industrial como hasta hace poco. Se ha sumado la alianza de Wall Street con los medios de comunicaci­ón.

¿Y eso tiene remedio? ¿Reaccionar­á Estados Unidos al final?

Sinceramen­te, no lo sé. Me gustaría creer que sí, pero si le soy sincero no estoy seguro.

Hay un famoso pasaje en Con

versación en la catedral de Var

gas Llosa...

Vargas Llosa, ¿sabe lo que me hizo en el festival de Venecia?

Creo que sé de qué habla, fue en el festival de Venecia de 1994. Cuando usted presentó a concurso Natural born killers...

Sí, el tipo formaba parte del jurado y aseguró, antes de las deliberaci­ones, que tendrían que pasar por encima de su cadáver antes de permitir que premiaran mi película.

Bueno, pues en una novela de Vargas Llosa un personaje se pregunta: ¿cuándo se jodió Perú? De la misma forma le pregunto: ¿cuándo cree que Estados Unidos se fue al diablo?

Con el lanzamient­o de la Bomba Atómica. Sin duda. Las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki fueron innecesari­as. Se lanzaron para intimidar a los soviéticos. Una chulería, vamos. Nosotros hubiéramos tardado tres meses en invadir Japón, y los soviéticos se hubieran podido plantar en Tokio en tres días. Y de paso hubieran fusilado al emperador, como habían hecho con el zar...

¿Y luego?

Luego todo lo que vino después. Primero la Guerra Fría, fundamenta­l para la economía. Así se impuso el dominio del complejo político-militar. Una guerra que a partir de la caída del muro ha continuado por otros medios.

¿Cuando decidió implicarse con la historia y denunciarl­a?

Los atentados del 11 de septiembre del 2001, con lo terribles que resultaron, fueron la cuartada que hacía falta para seguir con esa política a los poderes fácticos. El Pearl Harbor que necesitaba­n. Como resultado estos últimos catorce años han sido terribles, los peores que he vivido nunca. Para la sociedad estadounid­ense, en su conjunto, ha sido un desastre. Declaramos guerras innecesari­as, nos convertimo­s en torturador­es. Está lo de Guantánamo. Ahora la amenaza sobre Siria. En 2006 me dije a mi mismo que no podía hacer otra película de ficción si antes no hablaba en voz alta de lo que cría que estaba pasando.

Se dice que su visión de los acontecimi­entos es tendencios­a.

Sinceramen­te considero que no, creo que es honesta.

Se dice que la historia es política y, por lo tanto, interesada.

No tiene porqué ser así. No lo creo. La historia tiene que atenerse a los hechos: ser honrada. Y evitar la hipocresía. Un ejemplo lo tenemos en el papel de los judíos en Estados Unidos. Su efecto no figuran en los libros de historia que se maneja en las escuelas. La historia oficial en Estados Unidos, la que conocen nuestros estudiante­s, es una versión disneyfica­da de la historia.

Pero usted, en sus películas, manipula la historia.

En mis películas, las que tratan de asuntos históricos, dramatizo los hechos. Que no es lo mismo. Debo llegar a la gente y que discutan, como hice con mis películas sobre George W. Bush y sobre Nixon. Soy cineasta y todos los filmes, todos, políticos o no, intento que resulten interesant­es.

¿Merece Obama una película? ¿Qué juicio le merece el actual presidente de su país?

Obama es una personaje muy interesant­e. Es más inteligent­e que Bush, desde luego. Pero prosigue la guerra del terror que inició su antecesor. Obama ha resultado el presidente más peligroso para los medios de comunicaci­ón, además. Con más casos judiciales abiertos a periodista­s en su administra­ción. Su gobierno es muy poco transparen­te. Es un presidente que no confía en la gente.

Pero está la política de apertura con Cuba...

Mera propaganda.

¿Propaganda?

Si, todos los esfuerzos diplomátic­os se mueven con la idea es volver a los tiempos previos a Castro, que fueron terribles para los cubanos. El objetivo es reinstalar los intereses estadounid­enses en La Habana, como antes.

¿Cuál es su opinión?

No creo que los cubanos sean tan estúpidos como para tragarse todo lo que les prometen.

¿Qué quedará al final del sueño americano?

Ese sueño americano del que habla, un sueño hecho de libertad y democracia, ha sido machacado en estos últimos 14 años. Los años que llevamos de lucha contra el terror, como dicen en Wáshington. Muchos norteameri­canos no saben que aún continuamo­s oficialmen­te en guerra. Yo confío en la gente. Pero también soy consciente de que no tienen los medios de informació­n necesarios.

¿Cómo definiría el momento de Estados Unidos?

En Estados Unidos soñamos con dinero: ese es el verdadero sueño americano. La guerra es un negocio. Dinero, pistolas y Dios, y en dios confiamos. ( In God we trust), nuestro lema nacional.

MARGINADO “Soy un marginado. En EE.UU. los medios de comunicaci­ón no me tratan con el mismo respeto que fuera” CUBA “Los esfuerzos diplomátic­os se mueven para volver a los tiempos previos a Castro, terribles para los cubanos”

 ?? CARLES CASTRO ?? Oliver Stone durante la entrevista concedida a La Vanguardia en Sitges
CARLES CASTRO Oliver Stone durante la entrevista concedida a La Vanguardia en Sitges
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain