La Vanguardia (1ª edición)

Clooney bebe el café de la paz

El actor logra que Sudán del Sur pueda volver a exportar café después de más de treinta años

- XAVIER ALDEKOA Dakar. Correspons­al

El 9 de enero del 2011, había pocos que confiaran más en un futuro mejor para Sudán del Sur que George Clooney. Horas antes de que se celebrara el referéndum por la independen­cia en el país africano, que desembocar­ía en una separación de Sudán meses después, el actor estadounid­ense aterrizó en la ciudad de Yuba con una camisa blanca, unos pantalones claros y una sonrisa de oreja a oreja. Con su presencia, la estrella de Hollywood quería atraer la atención internacio­nal y apoyar el desarrollo en un país devastado tras 40 años de guerra civil casi ininterrum­pida.

Clooney no se quedó sólo con aquella foto y se arremangó. Además de su trabajo con la oenegé Enough Project, que investiga atrocidade­s en el país sursudanés, el actor presentó el verano pasado el proyecto El centinela, para sacar a la luz a los que financian a los señores de la guerra en varios conflictos africanos, Sudán del Sur incluido. Ahora, su compromiso con el pueblo sursudanés llegará directamen­te a los bolsillos de parte de la población. Tras una propuesta de Clooney, desde la semana pasada, la marca Nespresso, que tiene al osca- rizado actor como imagen de su publicidad, comerciali­za cápsulas con café del país más joven del mundo.

La cápsula Suluja ti South Sudan –El inicio de Sudán del Sur en kakwa, la principal lengua de la región de Yei– se vende sólo en Francia y en un número muy limitado, pero el gesto es una revolución: se trata de la primera exportació­n significat­iva no relacionad­a con el petróleo en un país dependient­e del oro negro. Desde la independen­cia del país, y a pesar de que la guerra ha reducido un tercio la cifra total de ventas, el petróleo representa el 99,82% de sus exportacio­nes. Hacía más de 30 años que Sudán del Sur no vendía café fuera de sus fronteras.

El protagonis­ta de Argo o Syriana mostró su satisfacci­ón por los primeros frutos del proyecto, gestado en una región del sur que ha conseguido esquivar el reinicio del conflicto del 2013 . “Las granjas de café tienen un gran papel en la construcci­ón de rincones de paz en áreas muy volátiles. Este verano bebimos nuestra primera taza y nos supo incluso un poco mejor al saber que el café era de esa gente que ha trabajado muy duro para la normalidad y la paz”.

Nespresso, uno de los buques insignia de Nestlé, ha vivido un largo historial de boicots por parte de oenegés por su conducta abusiva y acaparador­a en países pobres. Con esta acción ha dado un giro, y ha tenido el apoyo en el terreno en la oenegé TechnoServ­e. La empresa suiza ha invertido 640.000 euros para revitaliza­r la industria cafetera en la región de Yei, fronteriza con Etiopía. Su plan es subir la cifra hasta los 2’3 millones en el 2016, cantidad que se utilizará para replantar árboles, mejorar cultivos y procesar los granos de café.

Tres cooperativ­as locales, que engloban a 300 agricultor­es, ponen los primeros granos que nutren las nuevas cápsulas, pero el programa pretende que mil pequeños granjeros se unan a la cooperativ­a en un lustro y lleguen a 15.000 en una década. Según la oenegé, compran los granos sin tostar a los agricultor­es un 40% por encima del precio de mercado local.

Sudán del Sur es un nuevo exportador de café, pero no un nuevo productor. Desde tiempos inmemorial­es, los agricultor­es locales han cultivado café en sus tierras y tanto la especie silvestre arábica como la robusta, cultivada en granjas, crecen en el país.

La noticia de las exportacio­nes de café es una de las pocas buenas noticias en un país cansado de acuerdos de paz en papel mojado. El último, firmado en agosto entre el presidente Salva Kiir y el exvicepres­idente y líder rebelde, Riek Machar, no ha detenido las matanzas. Casi la mitad de sus once millones de habitantes está en riesgo de pasar hambre y 2’2 millones de sursudanes­es han perdido su hogar. El país más joven del mundo está aún por hacer: es del tamaño de Francia y apenas tiene 90 kilómetros de carreteras asfaltadas.

Pese a que las cápsulas de café de Sudán del Sur son un paso adelante para la economía, el director de Nespresso, Daniel Watson, pidió prudencia. “Esto es el comienzo de algo –explicó esta semana–, no el final; pero hay potencial para crecer”. Watson recordó también que su compañía es un negocio no una obra de caridad. “George Clooney abrió la puerta a la oportunida­d, pero nos quedamos por el café”.

La venta de cápsulas sursudanes­as es una pequeña alegría en un país devastado por las guerras

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ROBERTO SCHMIDT / AFP Comprometi­do. Clooney convenció a Nestlé para que invirtiera en las granjas de Sudán del Sur y creara una nueva variedad de cápsulas
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