La CUP se benefició de un trasvase múltiple
Uno de los enigmas más fascinantes de las elecciones del 27-S es el origen de los votos de la CUP. En apariencia, los más de 200.000 sufragios que la formación anticapitalista añadió en el 2015 a su cómputo del 2012 sólo pudieron proceder de la abstención, ya que el resto de formaciones (salvo el PP) mantuvieron o incluso incrementaron su resultado absoluto de hace tres años. Sin embargo, las encuestas detectaron un trasvase a favor de la CUP de antiguos votantes de Esquerra, ICV e incluso CiU. ¿Cómo fue posible? Ciertamente, en el caso de ERC podría tratarse de votantes de las europeas del 2014, cuando el partido de Oriol Junqueras logró adelantar a CiU por primera vez. Es decir, electores que no necesariamente apoyaron a Esquerra en el 2012. Pero, ¿y en el caso de ICV o CiU? A partir de aquí la explicación sólo puede basarse en un trasvase múltiple. En otras palabras: antiguos votantes ecosocialistas, republicanos o de centro nacionalista que, efectivamente, apoyaron ahora a la CUP y cuyo vacío fue sustituido en sus formaciones de origen por otros electores que se alzaron de la abstención, a raíz de la participación récord del 27-S. Esa movilización extraordinaria exprimió a fondo todos los espacios y permitió cubrir las bajas que se producían en los partidos tradicionales en beneficio de los emergentes. Y puestos a efectuar una arqueología del voto, es también posible que alguno de esos nuevos votantes de la CUP tenga un pasado electoral complejo. Por ejemplo, pudo incluso haber votado a Zapatero en las polarizadas elecciones del 2008. En cualquier caso, el principal nutriente de la CUP fue posiblemente la abstención y el voto de los nuevos electores jóvenes. /