Más que una tienda
Personas con trastornos mentales severos trabajan en un comercio de Llagostera
Dónde tenéis el outlet?” Es una de las preguntas habituales que hacen los clientes cuando entran por primera vez en esta tienda de Llagostera. ¡Es aquí señora!, responde la encargada. Y una grata sorpresa asoma entre los futuros compradores. No se la imaginaban así. Todo tan bien ordenado, rigurosamente plegado, conjuntos combinados con esmero y, junto a la ropa, variados complementos, como bolsos o zapatos. Parece un establecimiento cualquiera, pero no lo es. Los empleados se desviven por el trabajo y están entusiasmados por el simple hecho de poder faenar.
“Nos ha cambiado la vida. Yo llevaba ocho años sin empleo. Iba del sofá a la cama y de la cama al sofá. Aquí estoy muy a gusto. Te socializas con los compañeros. Hay muy bien ambiente”, subraya Carles, de 38 años, de carácter enérgico y con las ideas muy claras. Diana, una joven de 30, confiesa con cierta timidez que ha ganado seguridad y confianza. “Estoy muy agradecida porque me he dado cuenta de que soy capaz de hacer cosas y de aprender”, apunta. Ambos sufren un trastorno mental pero desde que tuvieron la oportunidad de entrar en este comercio su día a día ha dado un importante vuelco personal y, pese a su enfermedad, pueden llevar una vida normalizada, porque ya no se ven obligados a ocultarlo.
La cooperativa de iniciativa social sin ánimo de lucro Moltacte, cuyo objetivo es generar lugares de trabajo estable y remunerados para un colectivo de personas que a causa de su enfermedad lo tiene más complicado, y Massimo Dutti, del grupo Inditex, con su programa de inserción For&From, van de la mano en este proyecto.
“Las personas con discapacidad intelectual empezaron hace años su integración socio-laboral en procesos de manipulado de la industria, después se amplió a servicios como la jardinería, la limpieza o la construcción. Pero lo novedoso de este proyecto es que se contratan con trabajos que son de cara al público, con lo cual les obliga a relacionarse con otras personas”, recalca Miquel Isanta, gerente de Moltacte, quien confirma la gran profesionalidad de es- tos usuarios. “Las cinco personas con trastorno mental severo que abrieron en el 2008 una de las tiendas de Moltacte en Manresa siguen trabajando en el establecimiento”. En total esta cooperativa tiene tres outlets, de distintas marcas, con una plantilla de cuarentena trabajadores, de los que veinte son personas con trastornos mentales severos.
El outlet de Massimo Dutti, ubicado en pleno centro de Llagostera y que abrió sus puertas hace un año, cuenta con nueve trabajadores, cinco de los cuales sufren dicha enfermedad. La encargada, Imma Fuyà, explica que, igual que en otro establecimiento de la cadena, se cuidan todos los detalles, pero en éste la diferencia es que las tareas se adecúan a los perfiles de los usuarios y se les da tiempo para que vayan aprendiendo. “Algunos empiezan por reponer ropa, a otros se les da bien la atención al cliente, los hay que se ocupan del almacén o de cobrar en la caja...”, detalla Imma, quien añade que “aquí no competimos, aquí no es mejor quien hace más caja, sino que somos todos iguales, somos un equipo”.
Con esta tienda outlet de Llagostera ya son nueve los comercios (el último inaugurado este año en A Coruña) que forman parte del programa de inserción For&From (nacido en el 2002) del grupo Inditex. Cinco de ellos están en Catalunya (Manresa, Palafolls y Llagostera) y los otros cuatro en Ourense, A Coruña y Alicante. Según el grupo, dan trabajo a unas 70 personas con algún tipo de discapacidad física o intelectual y son establecimientos gestionados en régimen de franquicia por organizaciones sociales especializadas.
Los usuarios reciben formación y apoyo psicológico y profesional permanente tanto de técnicos de Moltacte como de los equipos comerciales de Massimo Dutti. “Les apoyamos por si nos necesitan, pero saben vender, están atentos, conocen lo que toca hacer...”, comenta Imma. En estas tiendas, la caja suele ser un lugar de felicitaciones: los clientes se dan cuenta de que además de llevarse una prenda de ropa que les gusta, han contribuido a una buena causa.
“Me ha cambiado la vida. En ocho años no hice nada. Iba del sofá a la cama y de la cama al sofá”, dice Carlos