Aspiración peatonal
Los comerciantes del pasaje Marimon buscan alianzas para que la calle, revitalizada gracias a los nuevos negocios, sea sólo para viandantes
El pasaje Marimon no invita a entrar. Es, como mucho, una calle de paso. O eso es lo que piensan la mayoría de transeúntes que pasean por las amplias aceras de la reformada avenida Diagonal. Sin embargo, a esta pequeña calle de poco más de 150 metros, ha ido recalando en el último año una serie de empresarios que han convertido el pasaje en un nuevo foco de especialización comercial centrado en la alta gastronomía y el interiorismo. Por ello, la mayoría de comerciantes ven lógica su peatonalización, dada la escasa circulación de coches que hay ahora, acentuado con la reforma de la avenida.
La asociación Diagonal Barcelona ha iniciado una ronda de contactos con los grupos de la oposición en el Ayuntamiento para conseguir aliados en este nuevo proyecto que, a su entender, supondría la revitalización definitiva del pasaje. Y es que, denuncian, que tras las obras de la Diagonal la calle se ha convertido en un cul- desac donde “los repartidores aparcan donde les viene bien, incluso invadiendo parte de la acera de la Diagonal, y donde se cuentan hasta ocho contenedores de basuras. Además, sólo se perderían 16 plazas de aparcamiento, pero hay que tener en cuenta que en Travessera de Gràcia hay hasta tres parkings”, relata la presidenta de la asociación, Marta Canut.
“Es una calle con una oferta muy buena pero en cambio no tiene vida”, lamenta Carles Ruíz , un interiorista abierto desde hace dos años que califica de “enriquecedora” la concentración de profesionales del ramo que se ha ido gestando en el pasaje. “En comparación con la remodelada Diagonal, ahora esta calle da lástima. Aquí la gente no viene, pero eso cambiaría si se peatonalizara”, añade Jordi Bernat, que regenta Urban, un local de moda urbana que funciona sólo como showroom de la marca precisamente porque como tienda no sería rentable. “Aquí viene la gente porque está dirigida o porque ya nos conoce. Pocos lo hacen porque se adentren. Para nosotros peatonalizar el pasaje sería un paso lógico porque ahora la calle ha quedadocon tanto muy contenedor”,triste e incluso detalla suciaElisabeth Galvany, propietaria de una empresa de sofás de diseño que desembarcó hace un año en el tramo de la calle más próxima a la Diagonal. Precisamente el tramo del pasaje más próximo a la remodelada avenida es la que más se salva de la indiferencia del viandante. Aquí es donde se concentran la mayoría de nuevos negocios. El último ha sido el chef Xavier Pellicer con el Céleri, un restaurante de alta cocina que comparte local con la Tribu Woki, una empresa dedicada a los productos ecológicos. Ambos ocupan desde hace cuatro meses el número 5 del pasaje Marimon; el Céleri en el sótano y la Tribu en la planta a pie de calle, donde otro restaurante (más ligero y asesorado por el propio Pellicer) y un mercado 100% ecológico dan contenido al Woki Organic Market.
Con ellos se redondea una oferta gastronómica que en apenas unos metros reúne nombres de prestigio como el Hisop, de Oriol Ivern, el Coure, de Albert Ventura, y Casa Jordi. “La imagen sería más agradable y daría continuidad con la Diagonal pero antes se tendrían que despejar una serie de dudas como: ¿habrá espacio para terrazas? ¿Podrán seguir aparcando las motos?”, detalla Pellicer. A lo que su socio de la planta de arriba, por boca de su responsable de operaciones, Pablo Guasch, añade: “A nosotros ya nos está bien como está, pero sí que es cierto que si se peatonalizara, el pasaje estaría mejor”.
En apenas 150 metros hay hasta ocho contenedores de basuras que se desbordan cada noche