El gordo cae en Barcelona
Primitiva es una de las palabras más buscadas en internet en los últimos días. El espectacular bote de 100 millones de euros que acumula esta lotería mantiene en vilo a muchos ciudadanos que sueñan con ganar ese sorteo. Y más esperanzados están después de saber que a un vecino de Les Corts de Barcelona le tocó el viernes por la noche los 31,5 millones de euros del mayor premio que ha dado la ONCE en su historia. ¿Qué haría usted con 100 millones? ¿Y si le propusieran obtener esa millonada con la condición de gastarla antes de que acabe el año? ¿En qué lo invertiría?
Algo parecido le está pasando al nuevo gobierno del Ayuntamiento de Barcelona. Durante la campaña electoral criticaron duramente al anterior alcalde por acumular superávits año tras año y reclamaban que se invirtiera ese dinero. Tras acceder al poder, han comprobado las razones técnicas y legales que obligaron a sus antecesores a generar beneficios para no quedar atrapados en la injusta ley de Estabilidad Presupuestaria que ha bloqueado económicamente a muchos ayuntamientos a pesar de gozar de buena salud financiera. Debido a esa ley y a la voluntad de cumplir una de sus promesas electorales, el gobierno de Barcelona se ha metido en una curiosa carrera contra reloj para gastar el superávit antes del 31 de diciembre. Si no lo hace en este tiem-
Entidades y partidos se han puesto a la cola del reparto de los 96 millones que Barcelona quiere gastar antes de fin de año
po, se verá obligado a esperar a la primavera cuando sea efectiva la liquidación del presupuesto de este año.
Por eso hay que gastar rápido y en inversiones que no supongan un aumento del déficit del Ayuntamiento para no vulnerar la mencionada ley estatal. Así que gobierno municipal y los grupos de la oposición amiga (ERC, PSC y CUP) se han lanzado a enviar propuestas de gasto inmediato que tendrán que justificar y aprobar el martes de la semana que viene. A partir de entonces quedarán 72 días para distribuir 96 millones de los aproximadamente 150 de superávit que se calcula que el Ayuntamiento acumulará este año.
La prisas por desprenderse de ese dinero explicarían por qué el Consistorio ha sido tan generoso al ofrecer nada más y nada menos que 10 millones de euros para el plan de acogida de 600 refugiados sirios, afganos, eritreos, somalíes e iraquís que llegarán a Barcelona antes de fin de año. ¿Y los 86 millones restantes? Entre otras muchas ideas, se plantean convenios con algunas oenegés y entidades sociales para planes de ayudas sociales, la compra de fincas que el Ayuntamiento quiere sacar de procesos de expropiación o desahucio, y obras de mejora en la vía pública.
Bajo esta previsión de lluvia otoñal de millones se ha colocado todo el mundo. Sólo ERC ha enviado una lista de 100 propuestas de gasto, mientras que la oposición apartada de las negociaciones (CiU, Ciutadans y PP) está al acecho para controlar que el proceso sea limpio y no dé pie a amiguismos en el reparto de este gordo municipal de Navidad.