La Vanguardia (1ª edición)

Lady Connery, camino del banquillo

La fiscalía pide dos años y medio de prisión para la mujer del actor escocés

- Sevilla ADOLFO S. RUIZ

El actor escocés Sean Connery sorteó el problema por la puerta grande y sin un rasguño, pero su mujer, Micheline Anne Jeanne, no ha tenido tanta suerte o tanta habilidad. La Fiscalía Anticorrup­ción pide para ella dos años y medio de prisión y 22,8 millones de euros de multa por su implicació­n en el caso Goldfinger. En enero, 17 personas se sentarán en el banquillo, acusados de fraude, delito fiscal y delitos contra la ordenación del territorio. El nombre que la policía utilizó para referirse al caso (título de una de las películas de Connery como 007) fue muy criticado por el juez encargado, Alfredo Elías Mondeja, ya que daba a entender que el actor era el principal encausado, y no era así.

Todo parte de la venta que los Connery hacen de la finca Malibú, radicada en Marbella. Cansados de la política urbanístic­a de Jesús Gil, la pareja decidió mudarse a zonas más tranquilas. El entonces alcalde, Julián Muñoz, recalificó la totalidad de la parcela, suelo rústico, para hacerla urbanizabl­e, el chalet de los Connery fue derribado y allí se construyer­on 72 viviendas de alto standing, por cuya venta nadie pagó impuestos.

Ahora, todos los que participar­on en el pelotazo se enfrentan a peticiones de penas que suman más de 165 años de cárcel. Todos... menos Sean Connery. Entre los imputados están Micheline Connery, Julián Muñoz y el cerebro del caso Malaya, Juan Antonio Roca.

El magistrado que investiga el caso abrió una pieza separada para los Connery para delimitar su responsabi­lidad. Del 2011 al 2014 el juez hizo todo lo posible para conseguir las declaracio­nes del actor y su esposa, que habían fijado su residencia en las Bahamas. Pero el escocés se negó una y otra vez a responder ante la justicia. Finalmente, lo hizo por escrito.

Connery declaró bajo juramento que la gestión de los negocios la llevaba su mujer y que jamás intervino en nada relacionad­o con la empresa sospechosa, Malibú SA, desde que en 1990 cediera todas las acciones a su mujer. El juez dio por buena la versión del actor, pero su esposa tendrá que pasar por el trago de sentarse en el banquillo. Esta vez, el mítico James Bond no se enteraba de nada de lo que pasaba al otro lado de la cama.

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DAVID MOIR / REUTERS Micheline Anne Jeanne con su marido, Sean Connery

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