Àngel Llàcer convierte a Shakespeare en musical al ritmo de Cole Porter
El TNC apuesta por un éxito popular para su Sala Gran con ‘Molt soroll per no res’
Shakespeare con música de Cole Porter. Àngel Llàcer y Manu Guix. Quince actores y diez músicos. 98 cambios de vestuario. Y la Sala Gran del Teatre Nacional de Catalunya. Todo –y todo en este caso es mucho– está listo para el gran estreno este jueves de Molt soroll per no res, la gran apuesta popular del TNC de este año. La gran comedia de amores y enredos de Shakespeare trasladada para la ocasión desde la Messina siciliana gober- nada por la Corona de Aragón a un plató cinematográfico hollywoodiense de los años cincuenta.
Un plató en el que Àngel Llàcer ejerce de director desde fuera pero también desde dentro: por contrato con el TNC, explica, tenía que ser también uno de los actores del montaje, así que se ha dado un pequeño papel como director de las películas que se ruedan en el colorista plató repleto de plumas, lentejuelas y micrófonos de época en el que ha convertido la sala más difícil del TNC. Después de todo, el juego que propone Llàcer es que en escena se mezcle la vida real de los actores y productores en el plató con las películas que ruedan, de modo que a veces dos intérpretes comienzan a cantar en catalán un tema de Cole Porter que expresa el sentimiento amoroso que sienten y, sin interrupción, empiezan a rodar una toma para un filme y prosiguen la misma canción ya en inglés. Unos actores encabezados por David Verdaguer y Bea Segura como Benedicte y Beatrice, engañados para confesarse finalmente su mutuo amor, y entre los que también figuran caras tan conoci- das como las de Lloll Bertran, Victòria Pagès o Albert Triola.
La traducción del clásico es de Salvador Oliva –un texto que Llàcer cuenta que han respetado aunque eliminando las repeticiones que Shakespeare introducía para que su público, que iba al teatro a comer, hablar y pasar la tarde, no se perdiera– y la música por supuesto ha sido elegida por Manu Guix, inseparable de los montajes musicales de Llàcer, con el que el año pasado triunfó con El petit príncep, que vuelve esta Navidad. “Àngel hace años que tenía la idea de hacer un Shakespeare con música de Cole Porter”, recuerda Guix. “Una idea brillante”, replica Llàcer. “Has estado muy bien”, le concede Guix. “Gracias”, zanja Llàcer, que explica que esa idea brillante la aplicaron inicialmente en el Institut del Teatre a un montaje de Noche de reyes... obra que en el TNC ya se hizo hace unos años. Pero Guix explica que elegir otro Shakespeare no ha sido el principal problema: la discográfica Warner, dice, les tumbó la mitad de los temas de Cole Porter que eligieron inicialmente para Molt soroll per no res porque “muchos pertene- cían a musicales de Porter que no puedes utilizar independientemente para hacer otro nuevo”. Así las cosas, acabaron eligiendo clásicos como Let’s do it, Begin to Beguine o Every time we say goodbye que reforzaron con dos temas de Irving Berlin –entre ellos el famoso Cheek to cheek– y uno de Nacio Herb Brown que aparecía en Cantando bajo la lluvia: Good morning. Toda la música, aclara Guix, es en rigurosísimo directo, no hay ningún sonido pregrabado, y orquestalmente intentan reproducir la sonoridad de los años cincuenta.
Los desafíos, dice Llàcer, han sido muchos, entre otras cosas tomar a actores que no necesariamente venían del mundo musical y hacerles cantar y bailar en las ocho semanas de intensos ensayos que han tenido. Unos actores entre los que ha querido seleccionar a Lloll Bertran para que debute en el TNC. “No había trabajado nunca en este teatro, y es un activo muy importante, aparte de las campañas electorales que hace”, bromeó. Para la actriz, es “una pequeña gran intervención, porque Àngel lo hace crecer todo, todos tenemos nuestro momento de lucimiento”. Es una figurinista sibarita de la vida que representa, dice, el leitmotiv de la obra, “que la rauxa gane al seny”. Un lema que Llàcer ha traslado al Let’s do it de Porter, en el que han realizado una pequeña variación de la letra y cantan, recuerda, “va, fem-ho, fem tots l’amor”.
En escena habrá diez músicos y quince actores que realizarán hasta 98 cambios de vestuario