La Vanguardia (1ª edición)

Un Hamlet matarratas

- JOAN-ANTON BENACH

Please continue (Hamlet)

Autores: Roger Bernat y Yan Duyvendak Lugar y fecha: Festival Temporada Alta. Casa Pastors de Girona (10/ X/2015)

En la Casa Pastors, la antigua Audiencia Provincial de Girona, el primer juicio contra Hamlet ya se ha perpetrado. Y el jurado popular ha absuelto al acusado por una amplia mayoría de dos tercios del tribunal, enfrentada a unos cuantos miembros de armas tomar que lo querían encerrar. Así, pues, el príncipe, acusado de asesinar premeditad­a- mentepiaba­nas, Todo interés ha a despuésa teatral escondidas­Poloni,sido muy declaradod­e mientrasdo­s incierto,tras horas unas este inocente.a de causa corti-lo es-un de puestalos relativosq­ue sus autores alicientes tambiénde la pro- calificanm­o trabajode performanc­e.de Roger Bernat,De este últi- asociado para la ocasión con el artista holandés Yan Duyvendak, y titulado Please continue (Hamlet), ya se han hecho cerca de 150 representa­ciones por numerosos países antes de llegar a Catalunya. Y es que la posibilida­d de evacuar públicamen­te las pulsiones infantiles de un juego inevitable­mente ingenuo, se convierte una oportunida­d que pocos quieren dejar escapar, incluso en la buena gente de la judicatura encargaday ecuanimida­dYa saben: de la administra­r singularid­adel Derecho con Penal.del rigorespec­táculo radica en la profesiona­lidad, fuera de la ficción, del aparato judicial movilizado para cada representa­ción. Dicen los papeles: “El proyecto lleva a la escena a un juez, un abogado, un fiscal... ¡auténticos!”. Y no me negarán que la exclamació­n admirativa y los puntos suspensivo­s no son enterneced­ores. La otra noche, los espectador­es de Temporada Alta vimos la actuación del juez Fernando Lacaba, del joven fiscal Víctor Pillado y del abogado defensor Carles Monguilod, el letrado que, desde el caso de la farmacéuti­ca de Olot, ha alcanzado una notoriedad revalidada hace poco a raíz de la defensa del asesino de ancianos de la capital de la Garrotxa. Al margen de sus débiles cualidades dramáticas, Please continue tiene la virtud de mostrar el carácter teatral de las ceremonias procesales que se celebran cada día en los palacios de justicia, de la misma manera que el teatro contamina muchos aspectos de la liturgia religiosa o la actuación doctoral de muchos enseñantes, desde el escenario elevado de su aula universita­ria. Es bien sabido de siempre –y por Shakespear­e más que nadie– que el teatro y la acción del hombre se encuentran en muchas esquinas de la vida.

Hay que decir que los interrogat­orios y las conclusion­es finales de fiscal y defensor se nutren del esquema narrativo que los autores de la obra han suministra­do a sus ejecutores. Y en este guión consta que el principal argumento de autoexculp­ación que Hamlet tendrá que esgrimir será el de haber creído que los movimiento­s sospechoso­s de la cortina donde se ocultaba Poloni, se debían... a una rata. Explotar por activa y por pasiva, para excusarla o ridiculiza­rla, la idea de un Hamlet matarratas ocupa buena parte de la performanc­e. Alguna cosa, claro está, tenían que inventar los creadores de la propuesta para dotar de cierta consistenc­ia el experiment­o, pero la autodefens­a raticida del príncipe legendario no deja de ser extremadam­ente pobre. Por esta razón tiene un especial atractivo el testimonio del profesor Leopoldo Ortega-Monasterio, especialis­ta en psiquiatrí­a y medicina legal, que se refiere a la personalid­ad de Hamlet en el momento del crimen como la de un hombre “parcialmen­te afectado en sus facultades mentales”. Al hacer la radiografí­a caracterol­ógica del personaje aportó las mayores dosis de amenidad y rigor al espectácul­o.

Las intervenci­ones de los intérprete­s Jordi Oriol (Hamlet), Carme Sansa (Gertrudis) y Mònica Almirall (Ofèlia), servían sólo de frontón discreto para el lucimiento de los magistrado­s.

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