Nadal cae ante Djokovic, pero no se rinde

“Felicito a Novak porque obviamente ha sido mejor que yo y espero volver a luchar el próximo año contra los mejores jugadores, porque tengo motivación para ello y estoy trabajando duro y bien”. Así valoró ayer Rafa Nadal su derrota ante Novak Djokovic en la final del torneo de Pekín, que deja los cara a cara entre los dos jugadores en un ajustado 23-22 en este duelo de altura aún a favor del balear, por más que ha caído en sus tres últimos enfrentamientos. “Es una derrota, pero estoy feliz de cómo he jugado –prosiguió el exnúmero 1 del mundo–. Todas las mejoras son importantes, incluso las pequeñas, y creo que esta semana he mejorado muchas cosas y saco mucho de positivo”.

Nadal firmó un discreto marcador que no acabó de ser justo con el juego que desplegó en el primer set, cuando dispuso de tres bolas de break para igualar la rotura inicial del serbio con el 3-2 en el marcador y cuando disputó hasta la extenuación el siguiente juego, en el que Djokovic ya se puso 5-2 rompiendo de nuevo el servicio al mallorquín. “Creo que para el pri- mer set ese 6-2 es demasiado, tuve muchas oportunidades, pero no las aproveché”, reconoció el propio Nadal.

El segundo set ya fue otro cantar, ya que se juntó el dominio avasallador de Nole –que rompió sin dificultad para el 2-1 y el 4-1– con las molestias en el pie derecho que llevaron a Nadal a recurrir al fisio en la mitad de la manga. Aun así, en un último gesto de dignidad, Rafa forzó a Djokovic a llegar a su cuarta bola de partido para hacerse con una victoria que en ningún momento vio peligrar. El serbio sumó así su sexto torneo pequinés con su trigésima victoria en unas pistas donde nunca ha perdido. “No estaba bien del pie y perdí un poco la concentración, aunque eso no es excusa”, reconoció Nadal sobre ese final de partido. A la espera de cómo evolucione de esas molestias, Rafa espera estar esta semana en el Masters 1.000 de Shanghái.

“Cuando yo era número 2 del mundo y Roger Federer era número 1, mi obsesión no era alcanzarle, mi única obsesión era mejorar mi juego y hacerlo a mi manera. Ahora es exactamente lo mismo –reflexionó el balear–. Este año no ha sido ideal para mí, es obvio, pero al mismo tiempo me considero uno de los jugadores más afortunados del mundo después de la carrera que estoy teniendo”.

“Espero volver a luchar el año que viene contra los mejores porque tengo motivación para ello”