La herida abierta de Nankín
Japón critica a la Unesco por inscribir la masacre perpetrada por sus tropas en 1937 en el Registro de la Memoria del Mundo
Casi 80 años después, China y Japón vuelven a encararse por la masacre de Nankín, llevada a cabo por las tropas del ejército imperial nipón en 1937. Pekín ha aplaudido la decisión de la Unesco de inscribir los documentos sobre esta matanza en el Registro de la Memoria del Mundo. Una resolución que ha sido condenada por Tokio, que denuncia el partidismo de la organización y pide una reforma.
La Unesco ha avivado de forma involuntaria esta semana una vieja polémica entre China y Japón, sobre la cual ninguno de los dos países quiere pasar página. La chispa saltó cuando esta organización de las Naciones Unidas anunció que había decidido incluir los llamados Documentos sobre la masacre de Nankín en el Registro de la Memoria del Mundo. Un episodio extremadamente sensible en las relaciones entre los dos países y en el que Pekín acusa a Tokio de no querer expiar aquellas atrocidades.
China cuantifica en más de 300.000 las víctimas mortales por la oleada de atrocida- des y violencia que siguió a la toma de la ciudad de Nankín por las tropas imperiales niponas en diciembre en 1937. Pero algunos estudiosos extranjeros, como el estadounidense Jonathan Spence, rebajan la cifra a 42.000 y estiman en 20.000 el número de mujeres violadas. Japón no sólo minimiza el suceso, sino que en los nuevos manuales escolares se evita la palabra masacre para describir lo sucedido.
La diferente interpretación de este hecho histórico explica el cruce de acusaciones que este fin de semana han mantenido las dos capitales. Japón arremetió el sábado contra la Unesco y calificó su decisión de “extremadamente lamentable”, en un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores, que no vaciló en considerar que dichos documentos “son incompletos y presentan problemas de autenticidad”.
Las autoridades niponas acusan a la organización de actuar de forma partidista e injusta y reclaman una reforma de este proyecto de Registro de Memorias del Mundo para que no se utilice “con fines políticos”.
China respondió con contundencia. “Los hechos no deben ser negados y la historia no debe ser reescrita”, señaló la portavoz de Asuntos Exteriores china, Hua Chunying. “La masacre de Nankín es un grave crimen cometido por el militarismo japonés durante la Segunda Guerra Mundial y un hecho histórico reconocido por la comunidad internacional”, precisó Hua, que instó a las autoridades niponas a reflexionar sobre su pasado y a dejar de entorpecer el trabajo de la Unesco.
Por su parte, Zhu Chengshan, el responsable del recinto conmemorativo de la masacre de Nankín, calificó la decisión de “muy importante”, porque supone un reconocimiento mundial de la masacre. “A partir de ahora, todo acto de negación será inútil”, señaló a la agencia Xinhua.
Los expertos de la Unesco decidieron dar este paso adelante respecto a la masacre de Nankín en una reunión celebrada entre los días 4 y 6 de octubre en Abu Dabi, tras un proceso de dos años de estudio de los informes presentados por Pekín. Una información que, a partir de ahora, ha pasado a engrosar el listado del patrimonio documental del Registro de la Memoria del Mundo, un proyecto de Naciones Unidas creado en 1992, cuyo objetivo es el de preservar el patrimonio y la memoria documentales para el beneficio de las generaciones futuras.
Según la Unesco, la documentación sobre aquella matanza que se ha inscrito en el registro consta de tres partes. La primera de ellas se refiere al periodo concreto de la masacre y abarca desde diciembre de 1937 a febrero de 1938. La segunda está relacionada con la investigación y los juicios a los criminales de guerra japoneses por parte del tribunal militar del gobierno chino llevados a cabo entre 1945 y 1947. Y la última se refiere a los archivos documentados por las autoridades judiciales chinas del periodo comprendido entre 1952 y 1956.
Pekín aplaude el reconocimiento de la matanza y Tokio acusa al organismo de partidismo