Los círculos concéntricos
Muchos años después, frente al pelotón de invitados que pugnaban por saludarle, el ciudadano Albert Rivera recordaría el día que su padre le dijo: “Cuando tengas éxito, sé humilde y mantén los pies en el suelo”. Ayer, en el Palacio Real se escenificaron dos besamanos (aunque son estrechamanos), el que discurrió frente a los Reyes y el que protagonizó el líder de Ciudadanos , que se convirtió en la estrella de una recepción a la que acudía por primera vez. “Soy nuevo, pero no soy novato”, señaló Rivera al recordar que se había encontrado dos veces con don Felipe, cuando el político era un aspirante y su interlocutor, príncipe de Asturias, y en la recepción que se ofreció el día de la proclamación.
Pero sí fue su primer 12 de Octubre, un día en el que, al menos en ese aspecto, tomó el relevo de Pedro Sánchez, que el año pasado fue, por la novedad, el invitado más buscado. Ayer, le tocó a Rivera, a quien el líder socialista saludó muy cordialmente, un encuentro que, sin embargo, no se produjo con Mariano Rajoy. El presidente no se vio con casi nadie, ya que apenas estuvo unos minutos en el Palacio Real, de donde salió rápidamente para iniciar un viaje a Nueva York, donde hoy intervendrá en el Consejo de Seguridad de la ONU. Con el jefe fuera, algunos ministros y destacados miembros del PP, como la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, se acercaron hasta Rivera. El líder de Ciudadanos estuvo atento y, al mismo tiempo, azorado por ser el centro de los círculos más poblados, por debajo de los que se formaban en torno a los Reyes, y por encima de los del resto de los invitados. Los círculos se volvieron concéntricos cuando Rivera se acercó a saludar a don Felipe y doña Letizia, momentos después de que Pedro Sánchez, que el año pasado fue solo, presentara a los Reyes a su mujer, Begoña Gómez.
Antes de convertirse en el invitado más saludado, Rivera fue el más fotografiado cuando pasó por delante de don Felipe y doña Letizia, superando incluso a la presentadora Mariló Montero, vestida de blanco para no pasar desapercibida. Entre los casi dos mil invitados, el grueso del pelotón estuvo formado por representantes institucionales, desde el Gobierno al consejo del poder judicial y el cuerpo diplomático. Acudieron todos los presidentes autonómicos, menos el catalán Artur Mas, el vasco Iñigo Urkullu y la navarra Uxue Barkos. La ausencia más nombrada fue la de Pablo Iglesias, líder de Podemos, quien tras quejarse de no haber sido invitado acabó declinando su presencia, “por coherencia”, cuando se demostró que sí se le había hecho llegar la convocatoria. A Pablo Iglesias no se le puso falta, porque no existe la obligación de acudir, pero, según el criterio de
Albert Rivera, líder de Ciudadanos, se estrena en la recepción del Palacio Real como el invitado más saludado
Albert Rivera, “no se puede aspirar a ser presidente del Gobierno de España y no estar presente en la celebración del día de la Fiesta Nacional de España”.
Entre los invitados se encontraban algunos catalanes como José Montilla, expresidente de la Generalitat; María de los Llanos de Luna, delegada del Gobierno en Catalunya; Josep Lluís Bonet, presidente de Freixenet y de la Cámara de Comercio de España; Joaquím Gay de Montellà, presidente de Foment del Treball; Josep Creuheras, presidente de Planeta; el economista y abogado Francesc Granell; Rafael Guardans, presidente de la Fundación Institucional Española, y el médico Pere Barri Soldevila, por haber recibido un premio Príncipe de Girona.