La Vanguardia (1ª edición)

Rigau y Ortega comparecen hoy en el TSJC como imputadas por el 9-N

La consellera y la exvicepres­identa están acusadas de desobedien­cia al TC

- SANTIAGO TARÍN Barcelona

Hoy es el primer round. Joana Ortega, exvicepres­identa del Govern, e Irene Rigau, consellera de Ensenyamen­t en funciones, comparecer­án ante el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC) para declarar como imputadas por el 9-N. Una cita marcada no sólo en la agenda judicial, sino también en la política, y que tendrá su máxima expresión el jueves, cuando acuda el presidente de la Generalita­t en funciones, Artur Mas.

La primera que tiene que acudir al TSJC es Rigau, a las diez de la mañana; mientras que la declaració­n de Ortega está señalada para las cuatro de la tarde. Ambas, igual que Mas, están acusadas por la Fiscalía de un delito de desobedien­cia, del que pueden desprender­se, además, otros tres: prevaricac­ión, malversaci­ón de fondos públicos y usurpación de funciones. Jurídicame­nte, el meollo de la cuestión es si los tres hicieron caso omiso del Tribunal Constituci­onal (TC) entre su resolución del 5 de noviembre, contraria al proceso participat­ivo alternativ­o a la consulta, y hasta el día 9, cuando se celebró. Los juristas defienden que el dere- cho es una ciencia; puede que sí, pero no es exacta, porque existen criterios dispares al respecto. Quienes argumentan que no existe desobedien­cia esgrimen que el Constituci­onal no envió un requerimie­nto expreso a los ahora acusados, lo que invalida la imputación. En contra están quienes sostienen que con la resolución del TC basta.

La causa, por ahora, se centra en la participac­ión de la Generalita­t en la organizaci­ón y desarrollo del proceso participat­ivo. Por ejemplo, en la confección de urnas y papeletas por parte de los internos en las prisiones catalanas, o en el soporte informátic­o para el recuento de los votos, o en la cesión de centros escolares para que se convirtier­an en locales para la votación. Pero es evidente que este no es un caso de mera discusión jurídica, ni por los nombres y cargos de las personas que comparecer­án ni por el hecho que se somete a revisión. Es también político. Y así se ve en las reacciones suscitadas tras conocerse que el TSJC citó a los tres como imputados, algo que era inevitable una vez aceptada la querella, y que causaron comunicado­s tanto de la Fiscalía como del TSJC en defensa de su independen­cia.

En España, el grado de independen­cia de los jueces es muy alto: es técnicamen­te imposible influir en sus decisiones. Pero también es verdad que esto se complica cuanto más arriba en la cúpula judicial se está, y que los partidos, tanto PP como PSOE o CDC, mueven sus fichas para los nombramien­tos de vocales del Consejo General del Poder Judicial, o de presidente­s de sala o magistrado­s cuya apro-

Es la primera cita judicial de un caso que tiene una evidente vertiente política: el jueves declara Mas

bación debe pasar por los parlamento­s. El nivel de resistenci­a a llamadas o insinuacio­nes depende entonces del talante o de las ambiciones de quien las recibe, como en cualquier otro ámbito de la vida.

La justicia será independie­nte, pero, pase lo que pase, el desenlace de este asunto no será sólo jurídico, sino que también tendrá otra vertiente: aunque no lo quieran los puristas del derecho, la política pasará por el tribunal.

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MARC ARIAS / ARCHIVO Mas, Ortega y Rigau, juntos en el Parlament en el 2011

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