El éxito de Arrimadas
No conozco a la señora Inés Arrimadas ni tengo relación alguna con el partido que representa. Únicamente la he visto en sus intervenciones televisivas durante la reciente campaña electoral.
No me produjo ningún impacto especial, nada me llamó poderosamente la atención. En todo caso, sus comentarios no dolían a los oídos, no eran provocativos y la demagogia no estaba presente, pero no sé qué tipo de odio habrá despertado en el lector Xavier-S. Ribelles i Puig, pues con su carta “L’efecte Arrimadas” (10/X/ 2015) arremete contra ella manifestando una ridícula e insólita animadversión.
Justifica su desprecio en frases como: “Siempre que la veo mantiene una postura corporal falsamente espontánea”, “disfruta de la hipócrita habilidad de reconducir cualquier pregunta hacia el terreno que domina y lo hace con una simulada naturalidad”. Y como traca final sentencia: “Por suerte el hipnotismo de la señora Arrimadas no corrompe a todo el mundo, no vicia suficiente las miradas de todas las testosteronas ni las emociones de todos los estrógenos”.
Señor Ribelles, a usted le duelen los 25 diputados que la señora Arrimadas consiguió, lo otro son “històries d’antics comediants”.
JOSEP PAGÈS MARTÍ
Barcelona