La capitalidad del móvil no luce
El 2016 será el cuarto año de Barcelona como Mobile World Capital y, aunque los eventos han crecido, no se ha aprovechado su potencial social
Barcelona se convirtió oficialmente en Mobile World Capital en el 2013 (aunque el año anterior ya comenzó a funcionar la fundación). El 2016 será el cuarto año de Barcelona con el título, pero el cargo no luce todo lo que podría. Al menos, eso es lo que se opina desde el propio sector y se reconoce incluso desde la propia Fundación Mobile, desde donde, se asegura, no obstante, que esa capitalidad sí que trascenderá a medio plazo. “Se está creando tejido. Tenemos en marcha distintos programas cuyos resultados veremos en unos años. La prórroga hasta el año 2023 nos ha venido muy bien”, defiende el director de Smart Linvig de la capitalidad, Óscar Pallarols.
El concepto de capitalidad surgió de los propios organizadores, de la GSMA, la asociación que engloba a las principales empresas del sector. La capitalidad era una forma de dejar una herencia cuando se vayan y, de dotar de valor añadido al congreso si algún día lo tienen que vender: el negocio es el negocio y el concepto es muy americano. Desde entonces han habido errores y cambios de planeamiento. Uno significativo fue, por ejemplo, el festival que se planteó crear en el marco de la capitalidad. Finalmente se optó por la alianza que existe actualmente con el Sónar: más de un año y medio dando pasos para crear algo que ya existía.
“También hemos tenido que aprender”, añade Pallarols. Aprender y, algo que no dice porque es una cuestión delicada: buscar equilibrios en una institución en donde están presentes diferentes operadores y administraciones, que compiten y que no siempre están de acuerdo.
Un año después de constituirse la fundación, en octubre del 2013, la institución sustituyó a su primer director general, Ginés Alarcón. Aunque nunca se aclaró el porqué, el relevo se debió a desencuentros con algunos de los patronos del organismo. El papel de gestor lo asumió entonces el director general de Fira de Barcelona, Agustín Cordón, hombre de consenso que aplicó el modelo Fira: patronos por un lado y el funcionamiento de la fundación, pensada como una empresa, por el otro. Pallarols fue uno de sus fichajes. Los principales pasos de la fundación se han dado, sobre todo, a partir del 2014. Pero Cordón abandonará la fundación y Fira de Barcelona en noviembre. Desde la fundación se insiste que su marcha no hace temer la pérdida de equilibrio conseguida en los últimos dos años. Aunque queda la duda, y más cuando no hay un candidato claro para que juegue su papel.
La Mobile World Capital se estructuró inicialmente sobre cuatro pilares: el propio congreso; lo que en un inicio se denominó el hub: el foco de atracción de empresas tecnológicas; el festival o un gran evento ciudadano; y, por último, la City: la traslación de la tecnología móvil a un centro físico y a la ciudad en su conjunto. Desde entonces el crecimiento del congreso es innegable. Para la próxima edición, a finales de febrero del año que viene, se esperan a más de 95.000 visitantes pro- fesionales y seguramente serán más. Es la cifra que se rozó este año (se calcula que la economía inducida fue de 436 millones de euros). También está funcionando el 4YFN, la feria dedicada a la emprendeduría (inicialmente no prevista) y que ha pasado a tener entidad propia y a organizar otros eventos, algunos junto a gigantes como IBM. Eso sí, aunque al principio se apostó por captar empresas (han llegado una veintena desde entonces), ahora se trabaja en el apoyo de la emprendeduría local o internacional (para que esos emprendedores sí se trasladen a la ciudad: por eso también se han atraído a aceleradoras). Lo último es que la propia fundación está en proceso de creación de un fondo propio de capital riesgo.
Pero es evidente que la ciudad no se ha convertido en un laboratorio de nuevas tecnologías. El 25% de los alumnos catalanes sí que participan en alguna de las iniciativas del programa mSchools, que pretenden llevar la tecnología a las aulas. Pero estas han quedado difusas dentro del propio itinerario escolar. En estos últimos años se han firmado acuerdos con la Generalitat (el último, en julio, para impulsar proyectos piloto en el ámbito de la identidad móvil) y también con el Ayuntamiento pero tampoco se perciben. Además, la tecnología móvil trasladada a ámbito urbano es convertir una ciudad en smart y ese tampoco parece que sea el principal interés del nuevo gobierno local.
La capitalidad tiene su Center en un edificio emblemático: está en las primeras plantas de la sede histórica de Telefónica en la calle Fontanella, en un extremo de plaza Catalunya. Aunque en este caso la Fundación Mobile tampoco acabó de acertar con el contenido: una muestra estática para un sector en plena evolución. Este mismo año la fundación he hecho un cambio de timón: programas de formación gratuitos, actividades para familias y oferta cultural que por ahora sí que parecen que han tenido más calado. No es el único paso que se ha dado para avanzar en esa popularización y consolidación de una capitalidad no consolidada. Aunque son pasos recientes. “Tenemos tiempo antes del 2023”, sentencia Pallarols.
La fundación está en proceso de creación de un fondo de capital riesgo para apoyar a emprendedores