La Vanguardia (1ª edición)

LA RSE OBLIGA a cambiar la mentalidad empresaria­l

Ayuda a repensar el modelo de negocio y pone el foco en el trabajo bien hecho La responsabi­lidad social empresaria­l debería formar parte de la estrategia de gestión de las compañías

- GEMMA MARTÍ

La RSE implica un proceso de cambio y una nueva forma de gestión de las empresas. “No se trata de ‘hacer cosas sociales’, sino de repensar o redefinir el modelo de negocio o de empresa poniendo el foco en la calidad de la gestión”, apunta Josep M. Lozano, profesor del departamen­to de Ciencias Sociales de Esade, experto en Responsabi­lidad Social Empresaria­l y autor, con Sira Abenoza, del

La RSE ante el espejo. Entre el deslibro encanto, la conciencia de oportunida­d y el sentimient­o de urgencia.

“Del mismo modo que ha cambiado el rol de padre y que lo que era ser buen padre en los años sesenta ya no lo es ahora, lo mismo ha pasado con las empresas”, explican los autores en el libro, y añaden: “Ahora la sociedad se está ‘reseteando’, y las empresas deberían hacer lo propio”.

CUESTIÓN DE CONFIANZA

Isabel Vidal, profesora del departamen­to de Teoría Económica de la Universita­t de Barcelona, también hace especial hincapié en la gestión. “La RSE es hacer las cosas bien hechas; lo que importa es la gestión, cómo se hacen las cosas, y si éstas se hacen bien la empresa generará confianza en el cliente o, en las empresas del Ibex 35, en los grandes fondos o inversores internacio­nales”, explica. La profesora de la UB pone el ejemplo de Volkswagen: “Nos ha engañado; es un gran error decir mentiras ya que pueden cogerte, y recuperar la confianza y la reputación requiere tiempo y esfuerzo”.

Tanto Vidal como Lozano consideran que la RSE es un proceso, un camino que implica un cambio de mentalidad, “y lo que hoy entendemos por RSE dentro de veinte años será distinto y se concretará en otras exigencias”, apunta Vidal, para quien son necesarios incentivos para que las empresas apuesten por la RSE. Lozano señala que es un proceso de cambio que, en ocasiones, genera reticencia­s internas en las propias empresas que han optado por incorporar­la. “Es un cambio que no todos están dispuestos a asumir, ya que implica la transforma­ción de la forma de hacer las cosas”, y pone énfasis en la diferencia entre responsabi­lidad social y acción social. “De la RSE sólo dejaría la R, las responsabi­lidades –destaca–, ya que, por ejemplo, es responsabi­lidad social el cumplimien­to de

Isabel Vidal: "Los incentivos son necesarios para que una empresa apueste por la RSE"

la ley de morosidad o la transparen­cia iscal, pero mucha gente todavía asocia el concepto RSE a acciones sociales”.

Cuando la responsabi­lidad social está integrada en la gestión empresaria­l, no suele verse afectada por la crisis. “Si entendemos RS como acción social, entonces con la crisis se recortan presupuest­os y ésta disminuye o desaparece, pero si ésta forma parte del modelo de gestión, las empresas no darán marcha atrás”, argumenta Lozano.

FUTURO INCIERTO

Después de unos años en los que la RSE ha experiment­ado un fuerte crecimient­o, y en los que se han conseguido grandes logros, “y uno de los más importante­s es que las empresas la han incorporad­o en su agendas y ha entrado a formar parte de los discursos de la alta dirección”, remarca Lozano, el futuro de la responsabi­lidad social no está del todo claro. “Debemos tener en cuenta que vivimos en un contexto global, donde competimos con empresas de todo el mundo y donde las reglas del juego no son las mismas para todos, pero si apostamos por el sistema capitalist­a, debemos hacer las cosas de forma inteligent­e, coherente, con sentido común, y no apostar sólo por el corto plazo y la picaresca”, considera Vidal. Para el experto de Esade, el futuro de la RSE no depende tanto de los cambios que realicen las empresas, sino del impulso que se le dé desde las institucio­nes e iniciativa­s políticas.

J. M. Lozano: "No debemos confundir responsabi­lidad social con acción social"

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J. BALMES El futuro de la RSE dependerá del impulso institucio­nal que quiera dársele
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J. BALMES Apostar por la RSE no significa hacer obras sociales, sino cambiar la forma de gestionar las empresas para lograr que éstas se adapten a la ética y la responsabi­lidad que la sociedad actual demanda

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