El catalán tranquilo
Lluís Falgàs modera en el Canal 24 Horas el único espacio de política en catalán que se emite a todo el mundo
Nacido en el casco histórico de Girona el año 1957, Lluís Falgàs es el decano de la información política televisada en Catalunya y España. Ahora presenta y modera Aquí parlem, el único espacio de diálogo político en catalán que se ve en todo el mundo a través del Canal 24 Horas. Alto, fornido y con aire de periodista estadounidense, practica el ciclismo, recela de las redes sociales y se desplaza en motocicleta. Su moto era célebre en Madrid cuando, impecablemente vestido, la estacionaba cada día bajo un león del Congreso. Los perros de la policía que husmeaban explosivos le lavaban los bajos a lengüetazos.
Con estudios de Ciencias Empresariales, Filología y Relaciones Internacionales, el periodismo le viene desde que era niño, subía a una caja, tomaba un plátano en la mano como si fuese un micro y radiaba lo que pasaba en su barrio. Tímido como es, de Freud aprendió que lo mejor para combatir la timidez es observar lo que hacen los demás. Luego leyó a Manu Leguineche y a Josep Pla, a quien llevó al hospital cuando sufrió una angina de pecho y él era el soldado de la Cruz Roja que conducía la ambulancia. Fascinado por ambos clásicos, eligió otra especialidad de riesgo, un periodismo político que llama de salón y no es el de cámara ni el de lameculos. Acertó y sigue con lo suyo en TVE desde cuando el felipismo. Y debe de ser el único periodista aplaudido en pleno por sus colegas el día que en una rueda de prensa hizo enrojecer al portavoz del gobierno de la Generalitat. “Quien pregunta ya responde”, es su lema. Lo sacó de una canción de Raimon.
Se inició como primer presentador de la televisión local y en el Punt Diari de Girona, en el cual aún escribe. Destacó como corresponsal en Radio 4 y en RNE por sus informaciones sobre la enfermedad y agonía de Dalí. E ingresó en TVE el año 1981, cuando aquel llamado “espíritu de Miramar”. Su colega de mesa era Pedro Piqueras y le destinaron a la información parlamentaria, que sigue practicando en Catalunya tras casi veinte años en Madrid. Considerado un oráculo en la prensa portuguesa, definió la actual situación de Catalunya como “ni el cielo, ni el infierno: el limbo”. Acostumbrado a ver mundo junto a políticos, tiene habilidades de embajador y diplomático.
Ha hecho miles de entrevistas y, siempre con educación exquisita, ha tocado las narices a más de uno. No quiso ser diputado ni director de nada cuando se lo ofrecieron. E intenta siempre pasar desapercibido porque “el no protagonismo da libertad”. Su receta para resistir tanto en una televisión bajo tantos gobiernos es: “Ver los hechos, contarlos y ya está”. No tiene amigos políticos “porque no quiero inquietarles”. Ni apasionado, ni forofo ni fanático de nada, sólo le interesa observar con sus ojos azules. Con carácter de persona normal y corriente, no va de adivino, ni de analista ni de politólogo, y sigue el método de Vázquez Montalbán: “Sólo soy periodista”. Como es catalán y no estadounidense, nunca ha sufrido el síndrome de las estrellas televisivas.