Los océanos del adulterio
Segunda entrega de Libros con wasabi (La 2), que recupera la espiral locuacidad de Fernando Sánchez Dragó. Se emite los domingos a la una de la tarde, una hora ideal para la resaca. El programa empieza con un discurso. Sánchez Dragó invoca las obsesiones que lo han convertido en un ser televisivo incombustible y añade a su repertorio la doctrina nanaísta. ¿Qué es? Una declaración hispanofílica de principios de raíz surrealista que aspira a combatir el relativismo de rebaño y que defiende fenómenos tan estimulantes como la negación, el humor de La Codorniz, los rábanos orientales y, por supuesto, la lectura. TERTULIA FEMENINA. Perseverando en el gusto por rodearse de mujeres, a las que siempre ha sabido halagar sin caer en el baboseo de los pagafantas, Sánchez Dragó ha feminizado su equipo. Ha incorporado a un modelo de tertulia de recomendaciones de sofá aparentemente convencional a Ayanta Barilli, Anna Grau y Maria Pedroviejo. Hasta ahora, las invitadas entrevistadas también han sido escritoras (Milena Busquets, Isabel Fuentes). Es una elección que subraya una convicción muy extendida en el sector o que, puestos a pensar mal, permite que Sánchez Dragó sea el único hombre que paladea el sonido de su propia voz. Lo más interesante son las reflexiones espontáneas que se intercambian entre recomendación y recomendación. Después de que Sánchez Dragó se exhibiera insultando 50 sombras de Grey, Anna Grau sugirió que el éxito del best seller quizás llena un vacío que la literatura femenina aparentemente seria no ha sabido atender. Y, hablando de la relación entre escritura, lectura y mujeres, afirmó “a las mujeres la lectura nos ha complicado maravillosamente la vida”. Es uno de estos pensamientos que, al caer al estanque de las neuronas (sobre todo de las neuronas de un hombre), provoca círculos concéntricos de curiosidad. INFIELES, CORNUDOS Y TRUHANES. El adulterio es una fuente infinita de ficción. Si la primera temporada de The affair alternaba el punto de vista de los amantes que abandonaban sus res- pectivos matrimonios para construir una relación intensa y moderadamente homicida, la segunda incorpora el punto de vista, igualmente alterno, de los cornudos. La alternancia modifica las versiones de una misma historia. El espectador debe mantener la energía de quien se enfrenta a un rompecabezas en el que los guionistas sólo proporcionan las piezas indispensables para alimentar la intriga. Deliberadamente lenta y con brotes de narcisismo formal y argumental, The affair mantiene uno de los elementos más eficaces de la ficción: el clima de inminencia, que se alimenta de lo que pasa pero también de lo que nunca acaba de pasar. En la excelente serie Doctor Foster, en cambio, el punto de vista es unipersonal y el ritmo más eficaz. La doctora descubre la infidelidad de su marido y, rompiendo esquemas, reacciona de una manera que tiene la virtud de desconcertar sin caer en una sucesión de episodios inverosímiles. Ah, y es una buena noticia que Julio Iglesias compita con Pablo Iglesias a la hora de analizar la actualidad política. Y aunque sé que me estoy poniendo muy pesado, ¡no os perdáis la comedia Catastrophe!
El espectador debe mantener la energía de quien se enfrenta a un rompecabezas que proporciona las piezas de un modo gradual