La Vanguardia (1ª edición)

La bohemia parisina

El Museu Picasso de Barcelona expone las cartas del pintor con la familia Reventós

- J. PLAYÀ Barcelona

A finales de los años 80 del siglo XIX, Santiago Rusiñol y Ramon Casas se instalaron en París y sus experienci­as en Montmartre dieron pie a una serie de crónicas en La Vanguardia firmadas por Rusiñol. En septiembre de 1900, la revista Catalunya Artística anunció que los artistas Pablo Picasso y Carles Casagemas planeaban viajar a París, donde serían sus correspons­ales. Así lo hicieron y las primeras cartas que ambos enviaron a los hermanos Ramon y Jacint Reventós con descripcio­nes detalladas de la actividad de la colonia española en la capital francesa en el año de la Exposición Universal parecen reflejar esa intención de correspons­alía, aunque nunca llegaron a ejercerla ni a publicarse. Lo explica Marilyn McCully, responsabl­e –junto con Malén Gual– de la edición de las cartas que intercambi­ó Picasso con la familia Reventós desde 1900 hasta 1963 y de la exposición que actualment­e puede verse en el Museu Picasso de Barcelona.

En las cartas, Casagemas es quien hace las descripcio­nes parisinas, en catalán. Aportan detalles de otros artistas como Pichot, Utrillo, Hugué, Rusiñol, Iturrino..., aunque también narran su paso por teatros y cabarets. “Todo el tiempo que no trabajamos, nos lo pasamos comiendo y bebiendo. Gastamos de tres a cinco duros diarios”, dice una de las cartas. También le indica cómo han decidido distribuir el tiempo entre el trabajo y las mujeres. “No te puedes imaginar lo cojonuda que es la vida en este jodido París”, escribe Casagemas, que se suicidó poco después. A partir de entonces las cartas son sólo de Picasso, pero generalmen­te cortas porque no era muy dado a escribir.

Otra de las personas que se mencionan es Pere Mañach, un catalán que abrió una tienda de antigüedad­es en Montmartre. Precisamen­te el óleo La gommeuse ( 1901) que Sotheby’s pondrá a la venta en Nueva York el 5 de noviembre (53 millones de euros) incluye en el reverso una foto subida de tono de este marchante, descubiert­a durante una restauraci­ón.

En total son 27 cartas, procedente­s de los museos Picasso de París y Barcelona, de la Fundació Picasso Reventós y de particular­es. La amistad de Picasso con los Reventós se inició a finales del XIX cuando llega a Barcelona. Primero conoció a Ramon Reventós Bordoy (1881-1924), escritor, de quien mucho más tarde ilustró dos de su cuentos, y posteriorm­ente a su hermano Jacint (18831968), médico. Fue Jacint quien le facilitó el acceso al hospital de la Santa Creu i Sant Pau, del que era interno, para visitar la morgue. Y de esta experienci­a surgió La mujer muerta, que donó a la Fundació Picasso-Reventós y que ahora se exhibe en esta exposición.

En la primavera de 1906 Picasso pasó por Barcelona con su “prometida” Fernande Olivier, antes de Gósol. Y de este momento es una foto en la que aparece junto a Ramon Reventós, en el Guayaba, el taller que tenía otro amigo. A partir de 1909, la correspond­encia se vuelve más irregular.

“Todo el tiempo que no trabajamos, nos lo pasamos comiendo y bebiendo”, dice Casagemas por carta

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