El Gobierno reprocha a Mas que crea que “él es la democracia”
Santamaría y Catalá recuerdan que puede aplicarse la suspensión de la autonomía
La vicepresidenta Sáenz de Santamaría reprochó ayer a Artur Mas que se crea que “la democracia es él” y le pidió que respetara a los tribunales. Ella y el ministro Catalá recordaron que el artículo 155 de la Constitución está para ser aplicado.
Todo lo que está en la Constitución está para ser aplicado, y eso incluye el artículo 155, que prevé la suspensión de una autonomía si ésta atenta contra el interés general de España. El Gobierno parece que está perdiendo el reparo a hablar de lo que hasta ahora y desde que comenzó el proceso soberanista el Ejecutivo quería eludir, la posibilidad de llegar hasta ese punto. De hecho, para eso promovió la reforma del Tribunal Constitucional, que puede inhabilitar al presidente de la Generalitat, llegado el caso, para garantizar que se cumplen sus sentencias.
Comenzó el jueves por la noche el ministro de Justicia, Rafael Catalá, que en una entrevista en Onda Cero no se anduvo ya por las ramas, al ser preguntado, y dijo que “si llegase el momento, habría que aplicar” el artículo 155 de la Constitución, porque esa es una de las “herramientas” que tiene el Gobierno para impedir que “el nuevo gobierno catalán tomase alguna iniciativa al margen de la Constitución”. El titular de Justicia también aclaró que ese artículo se podría aplicar, incluso si tuviera que adoptarse con las Cortes disueltas, porque en ningún caso existiría un “vacío de poder” y la ley se aplicaría.
Luego le tocó el turno a la vice- presidente del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que al ser preguntada si las afirmaciones de Catalá eran a título personal o la opinión del Gobierno, subrayó que no es cuestión de un ministro o del Ejecutivo, sino de la Constitución, que señala claramente “cómo todos los gobernantes, incluidos los presidentes autonómicos, tienen que respetar la Constitución y velar por los intereses generales del con- junto”.
La vicepresidenta del Gobierno no tuvo tampoco ningún reparo en responder a Artur Mas por su declaración de que no acatará las sentencias, algo que considera “una barbaridad”. Al presidente de la Generalitat le emplazó a respetar a los tribunales, “que son independientes, imparciales y son uno de los pilares de nuestra democracia”.
Pero sobre todo, Soraya Sáenz de Santamaría criticó a Artur Mas que se crea que “la democracia es él”, que se pueda colocar “por encima de la democracia”, y le recordó que la democracia es “el cumplimiento de la ley y el respeto al poder judicial”. A su juicio, Mas está “pasando por encima de los pilares básicos de cualquier democracia que se precie”, pero también le advirtió: “La fortaleza de las instituciones y del gobierno hará que respete la ley, las decisiones de los tribunales, que las acate y que las cumpla”.
En todo caso, el presidente de la Generalitat asume toda la presión, tanto la judicial como la del Estado, sin variar un ápice la línea marcada por la hoja de ruta de Junts pel Sí.
La voluntad de Mas no es la de mantener un pulso con el Gobierno y su predisposición al diálogo sigue abierta, pero ante la falta de respuesta aseguró ayer que está dispuesto a tirar adelante el proceso independentista pese a las amenazas del Estado. Mas acusó al PP de ir con “no, no, no” por delante junto a “querellas, tribunales, menosprecio, falta de reconocimiento”, por lo que justificó que “sólo hay dos alternativas: o te pliegas y te inclinas o plantas cara”.
Ahora bien, en una entrevista concedida a RAC1 se mostró convencido de que la causa no finalizará ante el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya, sino que llegará a instancias de Supremo: “Creo que se hará todo lo posible para que esto acabe del todo y más de uno y más de dos tendrán la tentación de llevarlo al Tribunal Supremo”. En este punto trazó un paralelismo con el expresidente del Parlamento Vasco, Juan María Atutxa, que fue condenado por el TS a dieciocho meses de inhabilitación de todo cargo público. Además, el president respondió con cierta resignación ante la posibilidad señalada por el ministro de Justicia de aplicar el artículo 155 de la Constitución: “Otra amenazas. Y no será la última. Es el talante de esta gente”. Ante la posibilidad de recurrir a la desobediencia como reclama a todas horas la CUP, Mas se mostró prudente, pues a su juicio es un término “que te instala en la bronca” y que a escala internacional “no ayuda en nada”. Pese a ello, calificó el proceso participativo del 9-N como el mayor acto de desobediencia” en Catalunya. Una acto que fue promovido por “los que llevamos corbata”, dejando claro acto seguido que tal afirmación no iba dirigida a la CUP.
Las negociaciones con la izquierda alternativa independentista siguen su curso, aunque no están resultando fáciles, porque hay planteamientos que “incomodan” a unos y otros, tal y como reconoció Artur Mas. “Prefiero que la negociación vaya lenta y que acabe bien, que no que vaya muy rápida y acabe mal”, añadió.
Aun así, instó a los cuperos a facilitar la investidura del futuro presidente de la Generalitat, pues pese a no ser la cuestión más importante, sí que “es un elemento necesario”, cuidándose mucho de no centrar el debate en su propia persona. Sin embargo, recordó a la CUP que des- pués de pasar por las urnas “hay una diferencia: en un cajón hay 1.650.000 votos –los de Junts pel Sí– y en el otro 330.000 –los de la CUP–”. “No funcionaremos en este proceso sin un Govern que no esté en funciones”, recalcó Artur Mas, por lo que animó a la CUP a investir presidente para desencallar la situación y, tras ello, hacer oposición.
La izquierda alternativa sigue en sus trece. Ayer por partida doble, tanto el número uno de la formación, Antonio Baños, como el diputado electo Benet Salellas reiteraron el compromiso de la CUP de no investir a Mas como presidente y señalaron que cuando se empiece a hablar del quién, después de acordar el qué, el cómo y el cuándo, “no creemos en el todo o nada ni en el Mas o nadie”.