Con Messi no se juega
Argentina le quiere para jugar ante Brasil; el club y el crack se resisten, de momento
Argentina ha iniciado con mal pie su largo camino hacia la fase final del Mundial 2018. La selección que dirige Gerardo Martino lleva un punto de seis posibles y, lo que es peor, no ha sido capaz de marcar un gol ni ante Ecuador ni ante Paraguay. Sin goles y sin juego, los responsables de la selección, así como la prensa y la afición albicelestes, dirigen su mirada hacia Barcelona en busca de un gesto de Leo Messi, su referente para lo bueno y para lo malo (cuando arrecian las críticas, el blaugrana siempre recibe), que insinúe la posibilidad de un retorno salvador del ‘10’ para llegar a tiempo de jugar contra Brasil el próximo 12 de noviembre. Messi cayó lesionado en el Camp Nou contra el Las Palmas el 26 de septiembre, así que la cita contra Brasil llegaría seis semanas y media después, cuando el diagnóstico del FC Barcelona para la recuperación total hablaba de un plazo que oscilaba entre las siete y las ocho semanas.
En el Barça nadie está por la labor de precipitarse. Ni el entrenador Luis Enrique, ni los servicios médicos ni, lo que es más importante, el principal afectado… de momento. Las razones son variadas y todas irrebatibles. Por encima de todas está la de preservar la salud del futbolista, cuyo currículum está salpicado de reapariciones hechas más con el corazón con la cabeza, forzadas por el loable argumento de ayudar al equipo, pero contraproducentes en algunos casos. Destaca en ese sentido la mala gestión de la temporada 2012-13, cuando el argentino cayó lesionado en París en el mes de abril en el bíceps femoral de la pierna derecha y a partir de ahí fue encadenando regresos al equipo sin estar al cien por cien que acabaron perjudicándole. De triste recuerdo es su partido de semifinales en Munich contra el Bayern (4-0) físicamente mermado. A finales del año 2013 todavía sufría recaídas relacionadas con aquella precipitación. “Estoy seguro de que Gerardo Martino lo que quiere es que se recupere al cien por cien, como lo quiero yo y el propio Messi”, afirmó ayer Luis Enrique.
Precisamente el parón de noviembre reservado para los compromisos internacionales resulta idóneo para no estresar al futbolista y prepararlo para el objetivo más realista y conveniente médicamente, es decir, para la reaparición en el Bernabeu el 22 de noviembre siempre que las pruebas y la evolución certifiquen que todo va bien y está bajo control. Aunque Messi está por la labor y apoya la tesis de la prudencia, existe cierto temor porque la presión en Argentina crece y lo hará más en los próximos días. Un fisioterapeuta de la albiceleste de la confianza del jugador aterrizará en los próximos días en la Ciutat Esportiva y en el club el asunto incomoda, conscientes de que ante esa especie de chantaje emocional que se le plantea a Leo, argentino por los cuatro costados, no resulta fácil no sucumbir. En el club consideran que sería un grave error. Los partidos de Argentina no son decisivos todavía pese a la entidad de los rivales (a Brasil le seguirá Colombia el día 17 pero la liguilla no acaba hasta octubre de 2017) como para forzar el físico. Messi tiene 28 años, y, lo que es más importante, la lesión afecta a su rodilla izquierda, concretamente tiene una rotura del ligamento colateral interno, lo que no es ninguna tontería. Si no sana bien, el siguiente paso podría ser el quirófano. No es cuestión de ser alarmistas. Que se lo digan a Thiago Alcántara.
LA PRUDENCIA El objetivo médico más realista es reaparecer el 22 de noviembre para el clásico del Bernabeu
LA VISIÓN DE LUIS ENRIQUE “Estoy seguro de que el Tata Martino, como yo, desea que Messi se recupere al 100%”