La Vanguardia (1ª edición)

Rajoy reúne a Gobierno y barones para zanjar la crisis

El presidente toca a rebato para dar imagen de unidad y reivindica su gestión La incertidum­bre ante el resultado electoral cunde en el PP

- Carmen del Riego Toledo

“Dígale al presidente que nosotros estamos muy orgullosos de ser del PP”. El mensaje que unas señoras trasmitier­on al director del gabinete de Mariano Rajoy, Jorge Moragas, al término del acto que congregó al PP en Toledo, resume muy bien lo que fue ayer el cónclave organizado en un cigarral de las afueras de la ciudad imperial. Un punto y final a una semana que a muchos en el PP y en el Gobierno les gustaría olvidar (pues incluso tapó un hito que el presidente del Gobierno había trabajado desde hacía mucho tiempo: la presidenci­a que ostenta España del Consejo de Seguridad) y que todos admiten ya que ha sido un revés, del que la mayoría espera que hayan salido todos escaldados. “Es el momento de dejar atrás lo accesorio, de concentrar­se en lo que nos importa a todos, de estar por arriba”, fue la velada alusión de Rajoy a lo ocurrido estos días.

No se quiere buscar culpables ni cargar las tintas contra nadie, pero todos miran al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, porque al margen de las críticas a su compañero de Gabinete, el ministro de Exteriores José Manuel García Margallo, algo caló más hondo en el seno del PP: que dijera que muchos en el partido se avergüenza­n de serlo, en un reproche a la falta de apoyo que ha tenido en momentos difíciles. A eso se referían las señoras que pararon a Moragas a la salida del acto, para decirle que no es verdad.

Pero si eso había supuesto una quiebra entre el partido y el Gobierno, que venía a reflejar los desencuent­ros que se han sucedido a lo largo de la legislatur­a, lo más grave, y así lo admiten todos, fue el intercambi­o de críticas entre Montoro y Margallo, por mucho que las palabras del titular de Exteriores, dicen, no hayan sido hechas para publicar. Los dos recibieron, en privado, el correspond­iente mensaje de que ya estaba bien y de que se acabara con la polémica, a través de enviados del presidente del Gobierno.

Porque si algo ha procurado Rajoy, el jueves y también ayer, es evi- tar la imagen de crisis, por eso no ha hecho llamadas públicas y directas a la unidad del partido, que hubiera sido admitir que la división existía.

Y el PP quiso ofrecer imagen de unidad en forma de foto. Una foto de familia ampliada, porque a la dirección popular –la secretaria general y los cinco vicesecret­arios– se unieron todos los ministros, incluso los dos que no son del partido, Luis de Guindos y Rafael Catalá, y todos los presidente­s regionales, con tres excepcione­s, las de Luisa Fernanda Rudi (Aragón), Juan Vicente Herrera (Castilla y León) y Esperanza Aguirre (Madrid), con un compromiso familiar ineludible esta última, y así se lo dijo por mensaje de teléfono tanto a Rajoy como a Cospedal. Sí estuvo, y habló en nombre del PP regional, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes.

Una foto distendida de todos, con los portavoces en el Congreso y en el Senado y los presidente­s de ambas cámaras incluidos, con la que quisieron transmitir distensión y unidad. Pero se pudo ver a Margallo hablando justo detrás de Rajoy con el ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, y con el portavoz en el Congreso, Rafael Hernando, mientras que Montoro, más alejado de todos, hablaba con el ministro de Defensa. Después, ya en el acto, entre Margallo y Montoro se acortaron las distancias y sólo les separó el ministro del Interior, Jorge Fernández, mientras ellos ponían cara de circunstan­cias y no intercambi­aban palabra.

Rajoy se puso por encima de todas esas miserias para lanzar un mensaje de optimismo a sus militantes, con el que trata de frenar lo que desde muchos ámbitos, también del PP, se está empezando a

EXHIBICIÓN DE OBRA HECHA Rajoy se declara “orgulloso como gobernante y como español” de su gestión

EL CASO DE IR ENE LOZANO “Nosotros no tenemos que hacer ningún fichaje de última hora para regenerarn­os”

transmitir, que pueden perder. “Vamos a ganar las elecciones”, dijo rotundo Rajoy: “Somos el partido en el que confían los españoles, así que manos a la obra, España nos está esperando”, dijo.

Rajoy hizo balance de estos cuatro años tras “la mayor victoria electoral del PP en su historia, y conviene no olvidarlo”, dijo en un mensaje que parecía dirigido a José María Aznar. Un balance positivo, reconocien­do los esfuerzos de los españoles y del que el PP “debe sentirse orgulloso” de lo que se ha hecho, como él lo está, “como gobernante y español”.

También habló de futuro, con críticas a otros partidos e ideas fuerza sobre el PP, en un discurso escrito y preparado durante días, sin margen para la improvisac­ión. Rajoy apuesta por “un país unido por la ley, y sobre todo por el sentimient­o de sus gentes”. Un país que puede aspirar a la utopía, como los 20 millones de empleos, porque “el tiempo de la angustia, de la desesperan­za y las lamentacio­nes” ha pasado. Pero sobre todo, por lo que representa: “Somos el Partido Po- pular, ¡que broma es esta!”, se permitió decir, saliéndose del papel leído. “El partido de la mayoría moderada y razonable frente a radicales y extremista­s. Somos el partido de centrodere­cha español. Somos un partido que nació con la democracia, no hace un cuarto de hora. No somos el producto de una tertulia ni de una operación mediática, ni somos flor de un día ni veletas que se mueven con el viento”.

La diferencia entre el PP y otros partidos, dijo para animar a los militantes y para recordar a los dirigentes que no se puede jugar con fuego, es que el PP es “un partido de gobierno”. “No tenemos vocación de bisagrista­s; hemos ganado las últimas elecciones municipale­s y europeas. No nos presentamo­s a las elecciones haciendo disquisici­ones sobre a quién vamos a votar, sin programas, sin ideas, haciendo fichajes de última hora para que les regeneren”. O resumido en una frase: “No estamos para experiment­os”. Rajoy casi dijo más con el tono que con las palabras. “Las cosas que tenemos que hacer las vamos a hacer nosotros. Somos el PP, el que está al servicio de España cuando las cosas se ponen complicada­s. El valor seguro, el que sabe arreglar las cosas y el que puede presentar resultados”, dijo.

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DANI DUCH Rajoy se rodeó ayer de todo su gobierno, de todos los presidente­s del PP y de toda la dirección, para dar una imagen de unidad
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