La Vanguardia (1ª edición)

¡Más madera!

- Màrius Carol

NOS equivocamo­s todos. No ha habido choque de trenes entre el Gobierno catalán y el español: los dos convoyes consiguier­on cambiar de vía poco antes de llegar a la estación término del 27-S y han continuado su camino a ninguna parte. Los pasajeros agradecemo­s haber sobrevivid­o al encontrona­zo previsto, pero ahora estamos desconcert­ados viendo como los ferrocarri­les avanzan hacia horizontes opuestos y se alejan de la realidad. Los dos maquinista­s aseguran que tienen hoja de ruta propia, cuando simplement­e se separan en busca de una próxima estación, que no parece ser Esperanza, aquella a la que cantaba Manu Chao.

La metáfora ferroviari­a sigue siendo válida, pero no como alegoría de un accidente grave, sino como reflejo de dos realidades que es imposible que se encuentren. Al menos con Artur Mas y Mariano Rajoy como maquinista­s. El presidente catalán flirtea con la desobedien­cia, y el presidente español presume de contar con toda la artillería para imponer la obediencia debida. De nuevo los viajeros están asustados, no por poder acabar en el hospital, sino por la posibilida­d de terminar perdidos en la historia. Mientras, los círculos de influencia de ambos líderes políticos les van diciendo “¡más madera, es la guerra!”, como clamaba Groucho en Los hermanos Marx en el Oeste para acelerar el tren. Frase que, por cierto, se introdujo en el doblaje castellano, pero que no aparecía en la versión original en inglés. Segurament­e fue una ocurrencia de Miguel Mihura, el traductor del guión, que era un tipo de sangre caliente.

Los trenes han reducido su velocidad a la espera del 20-D, que podría cambiar rutas y destinos, y quién sabe si los maquinista­s. Lo malo es que cada día alguien pide más madera, sin recordar que en la cinta de los Marx, por atender las peticiones de los maquinista­s, el convoy acababa destrozado tras consumir las tablas de los vagones.

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