Xavier Duran
DIR. GRAL FUND. FESTIVAL SITGES
El Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Sitges, cuya fundación preside Xavier Duran, cerró ayer una exitosa edición, con un aumento de público. The invitation se llevó el premio a la mejor película.
Acabó el encuentro multitudinario con el jurado de Sitges posterior al anuncio del palmarés –acto con el que finalizaba la sección competitiva– con aire de confidencia y, se podría decir, sin pelos en la lengua, por utilizar una imagen que, en sentido literal, resulta muy apropiada para un certamen como Sitges, consagrado al terror y la fantasía.
Acabó el encuentro con la celebración de The invitation, reconocida con el premio a la mejor película del certamen. Thriller tan inquietante como juguetón, dirigido con pulso firme por Karyn Kussama. Habla del reencuentro de un matrimonio, roto por la muerte del hijo, al que acompañan en la cita, organizada por la mujer, sus nuevas parejas y sus viejos amigos. En esos años ambos han cambiado mucho; tanto, que el encuentro estará marcado por momentos equívocos y evidentes señales de peligro. Un filme dentro de la tradición negra, enmarca- do por impactantes escenas de suspense y, en menor medida, también de terror. Kusama, con más oficio que genio, hace que la compleja maquinaria narrativa avance engrasada, hasta un sorprendente final.
Esto en cuanto a The invitation, la ganadora del certamen. Pero todavía quedaban 35 películas más de las que hablar, porque este año han sido nada menos que 36 los títulos en el apartado competitivo que finalizaba ayer. Las preguntas llovían al jurado, dispuesto a contestarlo todo. ¿Por qué The invitation? ¿Qué tiene el filme de Kusama que no tengan (alguna de) las demás? ¿Por qué se queda fuera Victoria, por ejemplo, con una Laia Costa que lo borda? ¿O Green room, tan celebrada? ¿O Macbeth? ¿O El cadáver de Anna Fritz? ¿Por qué?
Y una cosa más: ¿habéis visto todas las películas?
Cuestiones que se respondían a medias; por momentos, de forma balbuceante. En realidad, cada miembro del jurado tiene su razón, y por lo tanto había tantas razones como miembros tiene el jurado de esta edición. Son el actor Carlos Areces (dejando de comer por ver películas, dijo); la programadora y especialista en cine de terror Kierla Janisse; el también programador Jarod Neece –en su caso, del prestigioso festival South by Southwest, una referencia en cine de género–; el productor Fernando Ronchese, y el director Javier Caldera, cuyo gran Anacleto se estrenaba no hace mucho.
Y es que un palmarés es, por definición, un apaño. El resultado de una componenda, de un acuerdo, de una negociación. ¿Podría haber sido otro? Podrían haber sido una docena, sin exagerar. Tal abundancia de títulos, y de una calidad media excelente en buena parte de ellos, dan para mucho donde elegir. Pero el palmarés ha sido este, dijo Areces, y no hay otro. Es lo que hay. “Son las mejores películas para nosotros, sin mirar a ningún otro criterio más. Espero que no os enfadéis”.
“Por supuesto que hemos visto todas la películas y además hemos disfrutado con la tarea. Sitges es el Cannes de la fantasía y el terror. No sabéis lo qué tenéis, pasa por aquí el mejor cine de género del momento”, puntualizó Jarod Neece.
De esta forma acabó la sección competitiva de la 48.ª edición del veterano certamen catalán, que cierra hoy sus puertas con sendos maratones de los mejores títulos. Un encuentro que deja tras de sí un reguero de premios. El premio Especial del Jurado fue para The final girls, de Todd Strauss-Schulson. filme que también se lleva el premio de guión. El premio para el mejor director fue, a su vez, para Craig Zhaler por el imprevisible western Bone Tomahawk, que deriva hacia el terror. Bone Tomahawk fue reconocido, además, con el premio de la Crítica, denominado José Luis Guarner en memoria del que fue respetado y querido crítico de La Vanguardia.
El premio para la mejor interpretación femenina recae en la niña Pili Grongne (¿Se puede premiar a una niña? “En Sitges, sí”, puntualizó Ángel Sala) , encargada del difícil papel de ser la hija de Dios en El nuevo nuevo testamento, del belga Jaco Van Dormael. El premio para el mejor actor se lo llevó Joel Edgerton por la muy sutil The gift, una película dirigida por el propio Edgerton.
Pero el gran éxito, para Xavier Duran, director general de la fundación del festival, recae en el público, de nuevo. “Lo mejor del certamen”. Y es que el público sigue fiel a Sitges. que crece de nuevo en espectadores: “Estamos en 11 por ciento de incremento de venta de entradas respecto al pasado año”, celebra.