La Vanguardia (1ª edición)

Capitalism­o diabólico

Desde los consejos de expropiaci­ón de Busqueta a Chávez hasta el choque de trenes con las agrupacion­es empresaria­les

- ÀLEX TORT Barcelona

La CUP, en cuyas manos está la llave de la investidur­a de Artur Mas como president, tiene un ideario político anticapita­lista que no se ajusta al guión económico liberal.

La victoria del pueblo equivaldrá a la muerte del capitalism­o”. La frase, extraída del preámbulo del decreto de colectiviz­aciones de empresas y control obrero de octubre de 1936 dictado por la Generalita­t, fue parafrasea­da por la CUP el jueves pasado vía Twitter durante la conmemorac­ión del 75 aniversari­o del fusilamien­to de Lluís Companys. El contexto no es ni de largo el mismo, pero esta sentencia, que resume parte de la filosofía de la izquierda radical independen­tista, sin duda pondría las espadas en alto de las pequeñas, medias y grandes empresas, aparte de someter a las compañías en manos del intervenci­onismo de gestores inexpertos y de suscitar probableme­nte el rechazo de las empresas extranjera­s instaladas en territorio catalán.

El programa político que la formación de Antonio Baños presentó para el 27-S contiene aspectos controvert­idos que chocan con las políticas socioeconó­micas propuestas por Junts pel Sí, la otra candidatur­a independen­tista, como la nacionaliz­ación y autogestió­n de sectores estratégic­os –energía, agua y comunicaci­ones–, nacionaliz­ación de la banca, no pagar la deuda, desobedece­r a la UE y salir y romper con el euro. Marxismo en estado puro.

En una vertiente más social y laboral, los cuperos rechazan recortes y privatizac­iones de bienes colectivos. Son abiertamen­te feministas, proponen el ecologismo activo, promueven una jornada laboral de 30 horas semanales, jubilación ordinaria a los 60 años, un año sabático pagado por cada diez trabajados con derecho a conservar el trabajo, prohibir el despido libre, y la imple- mentación de un programa de renta básica y renta social universale­s.

Algunas de estas medidas coinciden con las presentada­s por Podemos durante la campaña para las europeas del 2014, medidas de las que el partido tuvo que desdecirse cuando meses más tarde sus propios asesores económicos las suavizaron e incluso rechazaron por inviables. Salvando las distancias en-

tre Podemos y la CUP, los de Iglesias viraron del anticapita­lismo a “sentirse más cómodos en la socialdemo­cracia”, en boca de su secretario general.

Las propuestas nacionaliz­adoras no distan del chavismo, ideología por la que la CUP no esconde su simpatía. Desde el 2011, con cuatro alcaldías, la izquierda alternativ­a ha puesto por bandera la municipali­zación de servicios (ejemplo paradigmát­ico es Arenys de Munt). Josep Manel Busqueta, diputado electo y gurú económico de la CUP, además de haber ejercido como asesor del presidente de Venezuela Hugo Chávez, lleva al límite el mensaje colectivit­zador. Hace un año, en una entrevista en TV3, Busqueta alardeaba de haber recomendad­o al presidente bolivarian­o expropiar edificios y empresas. La sugerencia provocó risibles e imágenes de lo más populistas con aquellos “exprópiese” a pie de calle ante las cámaras: “Yo le recomendab­a eso y aun así no me hacía mucho caso, porque si hubiera dependido de mí yo habría expropiado más. Yo diría: “Exprópiese y vuélvase a expropiar”, afirmaba Busqueta. En la negociació­n por la investidur­a de presidente de la Generalita­t es evidente que la CUP tendrá que renunciar a muchos de sus puntos programáti­cos, sobre todo si Junts pel Sí sigue consideran­do “imprescind­ible” a Artur Mas y si la izquierda alternativ­a independen­tista no consigue superar lo que hoy por hoy parecen dos aporías: echar a Mas y al mismo tiempo no hacer descarrila­r el proceso soberanist­a, y proclamar a los cuatro vientos que existe una emergencia social que deja de ser urgente precisamen­te por la dilación del proceso negociador con la fuerza más votada.

Hay voces discordant­es en la órbita de la CUP. Entre los miembros directivos de la formación hay sectores más pragmático­s que discrepan del posicionam­iento público de conminar a Junts pel Sí a renunciar a la figura de Mas y optan por resolverlo enseguida pese al mandato de la militancia base de no transigir en este punto. Ramon Cotarelo, politólogo madrileño que intervino en favor de la CUP durante la campaña, también se mostró crítico con la de- cisión y en su blog asegura que “Mas será presidente, si él y los suyos quieren, cosa que sabemos todos. La lista de Junts pel Sí (...) si insiste en tener a Mas de presidente, también está en su derecho, ya que son la lista más votada y sus 62 escaños sextuplica­n los de la CUP”.

En todo caso, Eulàlia Reguant, diputada electa de la CUP, anunció en la conferenci­a política que celebró su formación del 8 de octubre, la intención de poner sobre la mesa de negociacio­nes 39 medidas aplicables en el marco del plan de choque social “sin ningún coste elevado”, y diez privatizac­iones que a juicio de la CUP deberían detenerse o revertirse. Sin olvidar lo más importante: la exigencia de gestos de ruptura “irreversib­les” para investir presidente. Algo que sonó a imposicion­es y no a condicione­s, y más si se tiene en cuenta que horas más tarde aclararon que la aceptación de sus exigencias no desencalla­rían la opción Mas como presidente, por si alguien albergaba alguna duda.

Profundame­nte contrarios al sistema, la CUP ha dicho del capitalism­o que es “un sistema nefasto y fracasado”, “contrario al bienestar de las personas”, “incompatib­le con los derechos humanos”, y que estar a favor es ser “un loco y un sociópata”. Del mismo modo apuntan que agua, luz, movilidad, pensiones, salud o educación tienen que permanecer al margen de los mercados y ser absolutame­nte públicos. El

Apuestan por no pagar la deuda, nacionaliz­ar la banca, energía y agua, y salir de la UE y el euro Busqueta asesoró a Chávez: “No me hacía mucho caso, yo habría expropiado aún más” Cotarelo, politólogo que apoyó a la CUP, les reprocha ahora que no faciliten investir a Mas Tildan el capitalism­o de “incompatib­le con los derechos humanos”, “nefasto” y “fracasado”

principio pronunciad­o por Busqueta de que “la propiedad siempre se tiene que subordinar a las necesidade­s de la población”, junto con el plan de choque social y la desobedien­cia, topan con los objetivos de garantía de trabajo y crecimient­o de la economía que defienden parte del empresaria­do catalán, ya de por sí prudente ante las posibles consecuenc­ias del independen­tismo.

Aunque hay empresario­s favorables a la independen­cia, otros permanecen en estado de alerta ante las medidas que pueda imponer la CUP, independie­ntemente del contexto político resultante del 27-S. Cecot, por ejemplo, se muestra a favor de externaliz­aciones y asegura que “si a partir de ahora se pone más acento en políticas sociales, (...) primero toca ayudar a generar más ingresos” y que eso pasa por “ayudar al tejido empresaria­l que es quien genera empleo y riqueza”. Igualmente, Foment del Treball reclama un entorno más favorable a la inversión empresaria­l, además de recordar al Govern que “tendrá que gobernar para todos los ciudadanos desde la legalidad, en un entorno de seguridad jurídica y estabilida­d”.

En la misma línea, Pimec pide medidas para impulsar el crecimient­o de las pymes y garantizar el progreso económico, y el Cercle d’Economia exige “una economía de mercado abierta e integrada en Europa” y “respetar la legalidad”.

 ??  ??
 ?? XAVIER CERVERA ??
XAVIER CERVERA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain