Más dinero para los médicos desertores
Era el jefe de la misión médica cubana en el estado venezolano de Bolívar y escapó a Estados Unidos en un vuelo de American Airlines. Esquivaba la vigilancia de los agentes del G2, el servicio de inteligencia del régimen castrista, gracias a un lío de faldas que sólo existía en su imaginación y florecía en Caracas. En sus ficticias incursiones amorosas a la capital, organizó la huida. Hoy trabaja en un hospital de Miami y es un desertor más entre los trabajadores de bata blanca que Cuba exporta al mundo. Con o sin pantomima, su caso ha estado replicándose en multitud de ocasiones durante este año, a veces de forma colectiva, como ocurrió con el centenar de doctores que en agosto escaparon de Venezuela y llegaron a Colombia para acogerse al Cuban Medical Professional Parole Program, sistema ideado por la Administración Bush en el 2006 para captar médicos cubanos. La nueva amistad entre Washington y La Habana ha ralentizado los trámites de admisión, pero las escapadas en bloque han sido un duro golpe para el Gobierno cubano, que recibe unos 10.000 millones de dólares al año por la venta de servicios médicos en el exterior. Tanto así, que el Gobierno de la isla decidió a principios de septiembre eliminar la política de sanciones contra los desertores. En un cambio inédito, ahora se autoriza su regreso a la isla sin represalias y con empleo garantizado, en condiciones similares a las que tenían fuera. En el extranjero, los médicos cubanos ingresan unos 1.000 dólares mensuales, mientras que sus colegas en el interior reciben como salario unos 60 dólares. Quienes acepten regresar tendrán acceso a internet de banda ancha, becas en el extranjero y participación en congresos internacionales. La Habana tiene destacados a 25.000 médicos y una cantidad similar de paramédicos en 68 países, cumpliendo acuerdos intergubernamentales, aunque cerca de la mitad trabaja en Venezuela. En la isla hay unos 60.000 doctores.