Las familias y el sínodo
Mucho se está especulando en estos días acerca de los temas de los que se debería ocupar el sínodo de los obispos sobre la familia. Da la impresión de que se están lanzando balones fuera, hacia puntos periféricos. Se está quizá olvidando lo obvio, que suele ser lo importante: las necesidades reales de la familia, pieza clave para cualquier sociedad y cultura que quiera sobrevivir a sí misma.
El Papa ha dedicado en el 2015 varias audiencias a hablar sobre los retos que tiene ante sí la sociedad en relación a la familia: ayudar a los jóvenes a crear vínculos familiares estables; ayudar a los padres que se han exiliado del hogar familiar a retomar la tarea de educar a los hijos; apoyar a familias para superar las crisis; devolver la esperanza a las familias rotas. En definitiva, devolver la confianza en la hoy devaluada institución familiar. Para afrontar la situación actual es necesario emprender una acción orgánica y organizada, para prestar apoyo a todas familias, y de modo especial a las que se encuentran en dificultad. La tutela de la estabilidad familiar, el cuidado y promoción de la infancia, la visibilidad de la aportación social de la familia y el respeto a la función parental son algunas de las cuestiones clave. La familia necesita hoy más que nunca ser ella misma y es esencial que los diversos agentes –administración pública, empresas, entidades y sociedad en su conjunto– creen las condiciones que favorezcan su misión de acogida, cuidado y educación de las nuevas generaciones. Posiblemente sea este uno de los retos más urgentes en un momento en que nadie pone en duda que la sostenibilidad de nuestra sociedad se apoya en gran medida en la familia.
La Iglesia no debe tratar de resolver sola los problemas de la familia, sino emplear su autoridad moral para poner a trabajar a toda la sociedad, empezando por los poderes públicos, en favor de la institución familiar. La familia debe ser reconocida como un bien público que debemos cuidar entre todos. Nadie está eximido de proteger a la familia desde su ámbito de responsabilidad: la Iglesia, la administración pública, la empresa, la escuela, la universidad... El Papa afirmaba en Ecuador el pasado julio: “La familia es el hospital más cercano, la primera escuela de los niños, el grupo de referencia imprescindible para los jóvenes, el mejor asilo para los ancianos”. Cuidemos la familia, demasiadas cosas dependen de ella.