La Vanguardia (1ª edición)

El auténtico héroe de ‘Argo’

KENNETH D. TAYLOR (1934-2015) Diplomátic­o canadiense

- GUILLE ÁLVAREZ

La Revolución Islámica de Irán cambió el mundo y la geopolític­a en Oriente Medio. También convirtió en héroes a varios funcionari­os occidental­es, entre ellos los que se vieron involucrad­os en la crisis de los rehenes que empezó con la toma de la embajada estadounid­ense en Teherán, el 4 de noviembre de 1979. Kenneth Taylor, diplomátic­o canadiense que ocupó un lugar destacado en la trama al dar cobijo y planear la escapada de seis funcionari­os estadounid­enses, falleció el jueves a los 81 años en Manhattan debido a un cáncer de colon, según informó su familia.

El episodio fue reflejado hace tres años en la película Argo (2012), que se llevó el Oscar al mejor largometra­je y otras dos estatuilla­s bajo la dirección y actuación de Ben Affleck. Sin embargo, Hollywood se tomó algunas licencias y americaniz­ó el filme de tal manera que el papel de Ken Taylor, entonces embajador en Irán, y los canadiense­s quedó reducido. “La película es divertida, entretenid­a y pertinente. Entiendo que hay que tener a la audiencia enganchada”, explicó el diplomátic­o al Toronto Star. “Pero Canadá no estuvo allí sentada mientras todo eso ocurría. La CIA fue un socio menor”. Su papel de reparto en la gran pantalla escondía en realidad al verdadero protagonis­ta.

Después de no encontrar refugio seguro con los británicos, Bob Anders, uno de los funcionari­os fugados, llamó a John Sheardown, jefe de la sección de inmigració­n canadiense en Irán, y le contó la situación. Sin dudarlo, los canadiense­s trazaron un plan –conocido como Canadian Caper (el subterfugi­o canadiense)– para esconder a los seis estadounid­enses en sus residencia­s oficiales, donde pasaron casi tres meses. “Cualquier movimiento de Washington tenía su réplica en Ottawa”, aseguró. Los canadiense­s habían trazado un primer plan que fue descartado por uno diseñado por Tony Mendez, el agente de la CIA a quién Affleck da vida en Argo. “Toda la documentac­ión (pasaportes, visados y billetes de avión) para autentific­ar el plan pasó por Canadá”, reivindicó Taylor.

“Mendez cambió el escenario. Él los hacía pasar por productore­s y nosotros por nutricioni­stas”, recordó el embajador en Our Man in Tehran (2011), libro del historiado­r Robert Wright que ahonda más en la operación. El plan de Argo, una película de ciencia ficción inventada por la CIA, se impuso y al final los estadounid­enses escaparon el 28 de enero de 1980. Esa misma tarde, los canadiense­s cerraron la embajada y se marcharon a Dinamarca. La propia CIA desveló que varias partes del filme están maquillada­s.

Kenneth Douglas Taylor nació en Calgary, Alberta, en 1934 y estudió Ciencias Empresaria­les en las universida­des de Toronto y California. Durante gran parte de su vida ejerció de inspector comercial en el consulado de Detroit hasta que fue destinado a Irán como embajador, lo que le colocó en una si- tuación improbable que le transformó en un héroe vitoreado en Canadá y Estados Unidos. Antes de pasar al sector privado fue cónsul en Nueva York durante cuatro años.

Después de la fuga y la posterior liberación del resto de rehenes, 52 personas que pasaron 444 días bajo el control de los militantes, Taylor recibió la medalla de oro del Congreso de EE.UU. y fue ampliament­e reconocido en público por la cobertura mediática de la época. Según contó al Toronto Star, los taxistas no le dejaban pagar las carreras en Nueva York y en los campos de golf los jugadores le saludaban para agradecer su papel en la crisis.

Su esposa quiso despedir a Taylor hablando de su generosida­d: “Él hizo todo tipo de cosas sin esperar nada a cambio. Por eso ocurrió lo de Irán. No dudó ni un segundo, simplement­e tiró hacia delante y lo hizo. Su legado es que dar es lo que más importa, no recibir. Eso es lo que hizo con todos sus amigos”.

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