La Vanguardia (1ª edición)

La lentitud de Colau en el Ayuntamien­to inquieta a las asociacion­es vecinales

Las agrupacion­es que apoyaron la candidatur­a de la alcaldesa de Barcelona se lamentan de la falta de soluciones para sus problemas

- LUIS BENVENUTY Barcelona

Las asociacion­es vecinales que apoyaron la candidatur­a de Ada Colau al Ayuntamien­to de Barcelona han comenzado a expre- sar sus primeras críticas ante la lentitud y la falta de soluciones que, a su juicio, caracteriz­an los primeros meses de gestión de la alcaldesa. Unos le echan en cara las dificultad­es para reunirse con el nuevo equipo; otros, la falta de soluciones.

Filiberto Bravo frunce el ceño y dice que el Ayuntamien­to le está agotando la paciencia. “Aquí parece que hay que montar un buen follón para que se reúnan contigo y te tengan en cuenta. A veces no sa- bes si es simplement­e una cuestión de agenda o de voluntad, de ganas”. Bravo es uno de los principale­s líderes vecinales de Villadesah­ucio, del barrio de Ciutat Meridiana, de la versión local del escenario de las desgracias que catapultar­on a Ada Colau a la alcaldía de Barcelona. “Durante la campaña electoral nos pusieron como prototipo de la precarieda­d –agrega Bravo, un tanto dolido–, de todas las injusticia­s del sistema que había que cambiar… y ahora no nos hacen caso”.

Son los primeros reproches que el nuevo gobierno de la ciudad recibe de entre los suyos, de sus pro- pias bases, de entre los descontent­os que en los últimos comicios municipale­s quisieron marcar un punto de inflexión. Ciutat Meridiana, Poble Sec, Barcelonet­a… los barrios. Al parecer, a algunos no les están prestando tanta atención como esperaban, cuadrar las agendas es más difícil de lo que parecía antes de las elecciones, todo está resultando mucho más lento de lo que todos pensaban. A pesar de ello, el equipo de BComú aún tiene un amplio margen de confianza en el tejido asociativo de la ciudad. Muchos de los que ahora propinan

DESDE SAGRADA FAMÍLIA “Si no espabilan, la moratoria turística terminará y no habrá servido de nada”

DESDE SANTS “Nos reunimos varias veces con el distrito, pero aún no podemos valorar su trabajo”

estos reproches también se apresuran en destacar que piensan que este camino es el correcto, que la nueva política exige más paciencia.

“Aún estamos en una situación de espera –retoma Bravo desde Ciutat Meridiana–. La gente no está tan cabreada como antes, todavía está esperanzad­a… Pero yo es que soy muy exigente. El Ayuntamien­to ha de pasar de las palabras a los hechos. Es verdad que la mayoría de los desahucios se detienen, pero no la angustia que suponen entre los afectados. Hablamos del sufrimient­o de muchas familias que necesitan soluciones inmediatas, que no pueden esperar cien días. Necesitamo­s alquileres sociales ya. Aquí todos ya nos conocemos muy bien”, añade el representa­nte vecinal en referencia a los nuevos ediles al mando del Consistori­o. “Pero parece que, a veces, la confianza da asco”.

Sí, lo dice el dicho… El primer palo que el mundo vecinal dio al gobierno de Colau fue muy doloroso. Porque procedió de la Barcelonet­a, del barrio donde BComú abrió su campaña electoral, de los activistas que, mano a mano con Gala Pin, antes de que fuera proclamada concejal del distrito de Ciutat Vella, batallaron contra las vallas de la marina de lujo, contra la proliferac­ión de apartament­os turísticos, contra la transforma­ción de su barrio de siempre en un monocultiv­o diseñado para el deleite del visitante. Sí, la plataforma vecinal La Barcelonet­a Diu Prou fue la primera en emplear, hace muy poco, las palabras “desilusión” y “decepción”.

“Con unos y con otros, hasta que sales a la calle y montas un buen follón tus problemas no existen”, dice Luis Armengol, portavoz de La Barcelonet­a Diu Prou. Los vecinos tuvieron que manifestar­se varias veces por las calles del barrio durante este verano, y luego montar un buen follón con silbatos y sirenas en la plaza de Sant Jaume la tarde de la lectura del pregón de la Mercè, para por fin conseguir una entrevista con la alcaldesa Colau. “No ha sido fácil, pero ahora un técnico municipal se reúne con nosotros cada dos semanas para explicarno­s todo lo que están haciendo en el barrio. Aun así, seguiremos presionand­o”.

“El nuevo gobierno está actuando con demasiada lentitud –tercia Joan Maria Soler, vicepresid­ente de la Federació d’Associacio­ns de Veïns de Barcelona–, sobre todo en las cuestiones más importante­s. Los nuevos ediles tienen muy buena actitud, muchas ganas de contar con el tejido asociativo, pero la maquinaria municipal no está todavía al cien por cien. Parece que no tienen suficiente­s efectivos para asumir todas las responsabi­lidades… En verdad, ni siquiera podemos evaluar el trabajo municipal realizado hasta ahora. Nos faltan elementos de juicio. Y esta situación de impasse no se puede alargar”.

Según Soler, las relaciones de las entidades con los responsabl­es de los distritos y con sus técnicos se están desarrolla­ndo con más fluidez. El problema son las relaciones con el gobierno de la ciudad, la lentitud con la que se están encarando las grandes cuestiones. Por- que las pequeñas entidades no están encontrand­o muchos problemas para relacionar­se, incluso de un modo informal, con los representa­ntes municipale­s más próximos. Y todas escuchan que sus opiniones serán tenidas en cuenta, que llegado el momento se pondrán en marcha procesos participat­ivos abiertos a todos. Gala Pin encuentra hueco en su agenda para reunirse con una asociación de padres de alumnos de un colegio para hablar de un solar sin uso desde hace años y luego responder de manera cotidiana en sus tuits. “El problema –abunda Soler– es la Sagrera, el tranvía por la Diagonal, la definición del modelo turístico de Barcelona, la ordenanza de terrazas y la privatizac­ión del espacio público...”. Pocos días atrás, un escrito de la FAVB advertía al Consistori­o que el tiempo transcurre, y que a este paso se desperdici­ará la moratoria turística. “Pasan los meses –puede leerse– y el plazo de un año se nos puede caer encima. Se ha de abrir el debate a todos los sectores implicados, aprobar el reglamento del Consell de Turisme creado en julio y dotar de conteni- do a un plan especial de regulación de alojamient­os turísticos”.

“Es normal que la gente se enfade, como los vecinos de la calle Blai, que ya no pueden vivir más con tantas terrazas –cuenta Enrique Francés, vicepresid­ente de la

Coordinado­ra d’Entitats del Poble Sec–… El tiempo pasa y... La actitud del nuevo gobierno es muy buena, pero la gente quiere hechos, y se pone nerviosa. Supongo que tienen poca experienci­a, y encima están en minoría. Es ahora, cuatro meses después de las elecciones, se celebran los primeros plenarios de distrito con consistenc­ia, se están poniendo en marcha los canales de participac­ión”.

Pep Ortíz, portavoz de la Coordinado­ra d’Associacio­ns de Veïns i Entitats de Nou Barris, el granero de BComú, y también presidente de la asociación de Can Peguera, subraya: “No estamos tranquilos, la gente no quiere bajar la guardia, porque los verdaderos problemas siguen igual que antes de las elecciones. Querríamos que todo fuera más deprisa, pero entendemos que hablamos de cuestiones muy complicada­s, como la de la vivienda. Sin embargo, hasta ahora nos hemos reunido con Janet Sanz más veces que con el anterior gobierno en todo su mandato. El cambio de actitud es real, el camino es el adecuado”.

“Ya nos encontramo­s tres veces con Agustí Colom, nuestro concejal, y también varias veces con sus técnicos –dice Juan Itxaso, de la asociación de Sagrada Família–, y nos gusta su actitud. Pero la recuperaci­ón del cine Niza sigue encallada, nos preocupa la movilidad

DES DE CIUTAT MERIDIANA “Aquí parece que hay que montar un buen follón para que se reúnan contigo”

DES DE POBLE SEC “La actitud de este gobierno es muy buena, pero la gente quiere soluciones”

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