La Vanguardia (1ª edición)

El piso del director de ‘ Charlie Hebdo’ fue robado, afirma una testigo

- RAFAEL POCH París. Correspons­al

Sorprenden­te declaració­n de una mujer que se presenta como la compañera sentimenta­l de Stéphane Charbonier, alias Charb, el director del semanario satírico Charlie Hebdo, asesinado junto con otras once personas, ocho de ellas colaborado­ras de la revista, el 7 de enero, en el atentado yihadista que sacudió a Francia: tres días después de la tragedia, el sábado 10, el apartament­o de Charb fue allanado y robado.

“Regresé al apartament­o con el hermano de Charb y algunos íntimos, descubrimo­s que había sido visitado y robado, se habían llevado algunas cosas, entre ellas dibujos y su ordenador portátil”, explica la mujer, que no da su nombre, pero que ha sido reconocida por la investigac­ión como la compañera sentimenta­l de Charb, en una entrevista con Le Parisien. “Encontrar ese ordenador me parece indispensa­ble, porque segurament­e contiene informacio­nes útiles para la investigac­ión, pero me asombra que los policías que escucharon mi declaració­n no se interesara­n por ese aspecto”. “Un atraco al piso del difunto pocos días después del drama, ¿no merecería una investigac­ión en profundida­d?”, se pregunta la mujer, que confiesa su impresión de que “la verdad sobre el atentado todavía está lejos y quisiera hacer todo lo posible para que esa verdad estalle”.

Después de que inmediatam­ente después del atentado, la exministra de Sarkozy Jeannette Bougrab se presentara en televisión como la novia de Charb, en lo que fue desautoriz­ado por la familia como un oportunist­a afán de notoriedad, esta otra mujer dice haber pasado con él los últimos cuatro años de su vida.

Charb, hombre de muchos amores, “rechazaba la misma idea de una relación seria y se veía como un eterno soltero”, explica la mujer. “Nuestra historia, como las que pudo tener con otras mujeres, no tenía nada de exclusivo”, explica. Sin embargo, dice, ella estaba en casa de Charb la víspera y la noche anterior al atentado. Aquella trágica mañana del miércoles, el dibujante salió de casa a comprar croissants. “Al regresar tenía un aire preocupado, me contó que había visto junto al portal un coche negro con los vidrios ahumados”. Charb le explicó también que había conseguido dinero de hombres de negocios de Oriente Medio para cubrir las deudas de la revista. “Otras personas e intereses podrían esconderse tras los hermanos Kouachi”, dice, citando a los asesinos, pero la policía no parece interesars­e por ello.

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