La Vanguardia (1ª edición)

El general en su pedestal

Cuatro décadas después de la muerte de Perón, Buenos Aires le dedica al fin un monumento

- Buenos Aires. Correspons­al ROBERT MUR

Tres escalones llevan a Perón. El general está rodeado de flores y de una valla metálica. Por si acaso. Por algo Buenos Aires es la ciudad más antiperoni­sta de Argentina, como queda patente elección tras elección. Y quizá también por eso han tenido que pasar cuatro décadas desde la muerte del fundador del justiciali­smo para que la capital del país le dedique por fin un monumento, inaugurado la semana pasada en un acto no apto para aquellos foráneos que aspiran a entender qué es el peronismo.

Los jardineros municipale­s seguían esta semana plantando flores alrededor de la estatua, situada en la plaza rebautizad­a Juan Domingo Perón, que hasta ahora llevaba el nombre de otro general que también fue presidente, Agustín Pedro Justo (1932-1938). Situada a pocos pasos de la Casa Rosada, la figura del hombre que a pesar de estar muerto sigue aún influyendo en la política argentina se dispone a ser testigo de las habituales manifestac­iones y piquetes que discurren por el contiguo paseo Colón.

Perón levanta los brazos, abiertos. Su gesto más caracterís­tico. Dejad que todo el mundo venga a mí. Comunistas, socialista­s, liberales, conservado­res... Militares, sindicalis­tas, obreros... Esa es la clave del éxito peronista. “Unidos triunfarem­os”, se llama la escultura de bronce, obra de Carlos Benavídez, que pesa dos toneladas y media.

No es que Benavídez se haya devanado los sesos. Digamos que no es Subirachs. La efigie no puede ser más realista y encima ha provocado críticas porque la cara se parece poco a la del general. En el gran pedestal de tres metros y medio, dos trabajador­es esculpidos a la soviética y dinámicos sostienen el escudo argentino.

El general mira hacia el paseo Colón, donde un sindicato ha instalado una pancarta: “17 de octubre. 1945-2015. 70 años de lealtad”. El sábado se conmemorab­a el día de la Lealtad Peronista, aniversari­o de la jornada –mitificada después por el aparato de propaganda de Perón– que se considera fundaciona­l del movimiento peronista. Aquel día de 1945 una movilizaci­ón obrera logró la liberación del entonces coronel, detenido después de ser obligado a dimitir por la cúpula militar de sus cargos de vicepresid­ente y ministro de Guerra y de Trabajo, cartera desde la que había iniciado una revolución de concesione­s laborales a los trabajador­es.

Desde la muerte de Perón en 1974 se viene hablando de un gran monumento en Buenos Aires. El primer proyecto, impulsado por su viuda, la presidenta María Estela Martínez, se trataba de un gran mausoleo que debía reunir los cuerpos de Perón y Evita, junto a otros próceres argentinos. La dictadura de 1976 truncó el proyecto y ya durante la democracia el monumento no fue una prioridad.

Ni siquiera fue prioritari­o durante los doce años de kirchneris­mo, que en cambio sí homenajeó majestuosa­mente a Evita. La presidenta Cristina Fernández inauguró los dos rostros gigantes –uno enfadado y otro alegre– de Eva Perón que cuelgan de la fachada del Ministerio de Obras Públicas. También el presidente peronista Carlos Menem rindió homenaje a Evita descubrien­do en 1999 su monumento frente a la Biblioteca Nacional.

Paradójica­mente, el monumento a Juan Domingo Perón ha sido impulsado e inaugurado por Mauricio Macri, alcalde de Buenos Aires y único de los principale­s candidatos presidenci­ales a las elecciones del 25 de octubre que se declara no peronista, frente al peronista oficialist­a y líder en las encuestas, Daniel Scioli. En la inauguraci­ón, por supuesto, no estuvo la presidenta ni ningún peronista, porque en el fondo se trató de una acto de campaña donde Macri trataba de poner huevos en todas las cestas. Y si el alcalde llegase a la presidenci­a, no tardaría en convertirs­e al peronismo.

Los tres escalones que conducen al pedestal del monumento simbolizan las tres presidenci­as de Perón: 1946-52, 1952-52 y 1973-74. “Perón, Perón, qué grande sos / mi general, cuanto valés Perón, Perón, gran conductor / sos el primer trabajador”.

La obra la impulsó el único candidato presidenci­al que no es peronista, para atraerse electorado

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STRINGER / ARGENTINA / REUTERS “Unidos triunfarem­os”. A la efigie de Perón, con dos trabajador­es a sus pies, inaugurada días atrás, se le critica poco parecido con el general.
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